
Las ondas se propagan de forma distinta según el material que traviesen. Cuando están travesando una capa terrestre y de golpe se encuentran con una nueva capa (discontinuidad) se reflejan o refractan. Las ondas S cuando se encuentren con capas fluidas de magma o con bolsas de gas no podrán traspasarlas y se desviarán. Este fenómeno permite a los científicos conocer las distintas capas que conforman la Tierra.
Otro fenómeno es el de la resonancia y la amplificación de las ondas. Cuando la frecuencia de las ondas coincide con el período natural de vibración de un sustrato hay una resonancia y se amplifican las ondas y las vibraciones. De esta manera, vibraciones inicialmente muy pequeñas pueden derruir edificios enteros. Cuando un puente de hormigón se dobla y se contrae y expande como una acordeón es por el fenómeno de la resonancia. Este fenómeno se puede producir de forma natural o artificial. Es por eso que me sorprende que hoy en día haya gente que se ría o se enfade al oír que es posible provocar terremotos. Las ondas destructivas son precisamente las superficiales. Si se amplifican con satélites, pueden causar grandes destrozos en ciudades poco preparadas como Haití. Se basa en el mismo efecto que vimos en el experimento del documental sobre la vida de Nikola Tesla
Para medir la fuerza de un terremoto se utilizan dos escalas distintas. La primera escala conocida por todo el mundo es la escala de Richter y mide la MAGNITUD. En los medios de comunicación los periodistas siempre confunden la magnitud con la intensidad y no tienen nada que ver. La magnitud valora la energía liberada por el terremoto. La escala de Ritcher es una escala logarítmica. Cada unidad de Ritcher libera unas 32 veces más energía que la anterior. Aunque de la fórmula que se utiliza para calcularla se desprende que no hay ninguna magnitud límite, en la práctica esto no es así. Nunca se ha registrado un terremoto de magnitud superior a 9 (una décima más una décima menos, no importa) ya que la energía correspondiente sería mayor de la que se puede generar en la Tierra con el movimiento de placas. La segunda escala mide la INTENSIDAD y es la escala de MSK (Medvedev, Sponheuer y Karnik) que va del I al XII. La intensidad se rige por los efectos del terremoto y no por la energía, es decir, por los daños que provoca. Así un terremoto de magnitud no demasiado alta puede ser muy intenso, como el que hubo en Haití. Esto normalmente se confunde en los medios para crear más impacto en la audiencia.
Otro fenómeno es el de la resonancia y la amplificación de las ondas. Cuando la frecuencia de las ondas coincide con el período natural de vibración de un sustrato hay una resonancia y se amplifican las ondas y las vibraciones. De esta manera, vibraciones inicialmente muy pequeñas pueden derruir edificios enteros. Cuando un puente de hormigón se dobla y se contrae y expande como una acordeón es por el fenómeno de la resonancia. Este fenómeno se puede producir de forma natural o artificial. Es por eso que me sorprende que hoy en día haya gente que se ría o se enfade al oír que es posible provocar terremotos. Las ondas destructivas son precisamente las superficiales. Si se amplifican con satélites, pueden causar grandes destrozos en ciudades poco preparadas como Haití. Se basa en el mismo efecto que vimos en el experimento del documental sobre la vida de Nikola Tesla
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Amplificación de una onda superficial por resonancia |
Para medir la fuerza de un terremoto se utilizan dos escalas distintas. La primera escala conocida por todo el mundo es la escala de Richter y mide la MAGNITUD. En los medios de comunicación los periodistas siempre confunden la magnitud con la intensidad y no tienen nada que ver. La magnitud valora la energía liberada por el terremoto. La escala de Ritcher es una escala logarítmica. Cada unidad de Ritcher libera unas 32 veces más energía que la anterior. Aunque de la fórmula que se utiliza para calcularla se desprende que no hay ninguna magnitud límite, en la práctica esto no es así. Nunca se ha registrado un terremoto de magnitud superior a 9 (una décima más una décima menos, no importa) ya que la energía correspondiente sería mayor de la que se puede generar en la Tierra con el movimiento de placas. La segunda escala mide la INTENSIDAD y es la escala de MSK (Medvedev, Sponheuer y Karnik) que va del I al XII. La intensidad se rige por los efectos del terremoto y no por la energía, es decir, por los daños que provoca. Así un terremoto de magnitud no demasiado alta puede ser muy intenso, como el que hubo en Haití. Esto normalmente se confunde en los medios para crear más impacto en la audiencia.