Es entristecedor ver lo que está ocurriendo y darte cuenta de que muy pocos son capaces de verlo también. Vivimos en la sociedad de los muertos vivientes. La propaganda continua y la publicidad omnipresente aplicada durante décadas ha convertido la gran mayoría de personas en autómatas incapaces de pensar por sí mismos. Ni si quiera nos damos cuenta. Ya casi nadie es capaz de distinguir las verdades de las mentiras aún teniendo la información ante nuestros ojos. Ni siquiera mentiras tan descaradas como la muerte de Bin Laden. La gente nace predestinada a servir a dueños de corporaciones y no se dará cuenta jamás. Defiende la "democracia" al servicio de la antidemocracia. Las mentes se han construido a partir de hipocresía y contradicciones. Contradicciones tan evidentes que pocas personas las consiguen ver. El hecho de conformarse una opinión propia supone un terrible, horrible esfuerzo. Tanto que las conclusiones siempre son erróneas porque se hace imposible ver más allá de lo que dicen los medios. ¿En serio nadie es capaz de imaginarse que hay detrás de la televisión? Por las noches miles y miles de jóvenes se divierten acabando con su propia salud. Es tan divertido sentirte tan mal... Y nuestro cuerpo nos lo agradece mucho. Las conversaciones se centran en los demás. En las personas y no en las ideas. El materialismo es el pan de cada día. El consumismo desenfrenado. Las fiestas y las vacaciones, los regalos. La Navidad y San Valentín desaparecieron hace mucho, si es que alguna vez han existido. Creo que no estaría nada mal tomarme un poco de soma de vez en cuando. Medio gramo para una de asueto, un gramo para fin de semana, dos gramos para viaje al bello Oriente, tres para una oscura eternidad en la Luna...
Calbert