Sangre en nuestros móviles

Por cada móvil, cada televisor, cada ordenador y cada aparato electrónico que compramos estamos financiando el asesinato, las violaciones y las increíbles atrocidades que suceden en la República Democrática del Congo. ¿Por qué? Para confeccionar los circuitos electrónicos de todos estos aparatos es necesario un mineral llamado coltán. El coltán es una mezcla de columbita y tantalita de color gris metálico oscuro. El 80% de las reservas mundiales de este mineral se encuentran en la República Democrática del Congo, donde existe una guerra desde 1998. Esta guerra, en la que ya han muerto asesinadas más de 5 millones de personas, explotó por el control de las minas de este recurso estratégico. Un gran ejército de "rebeldes" financiado por las corporaciones occidentales ha tomado el control de estas minas en las que trabajan de forma inhumana miles de esclavos. Muchos de ellos son niños. Parte de estos mercenarios que matan, torturan, violan, roban y explotan a quien quieren provienen de otros conflictos igual de feroces como el genocidio de Ruanda en 1994, donde el gobierno hutu llevó a cabo un gran exterminio de tutsis (versión oficial de los hechos). La gran cantidad de empresas implicadas en estos conflictos proceden sobretodo de las antiguas potencias coloniales como Bélgica, EE.UU, Países Bajos... Una vez obtienen el recurso ya procesado lo exportan hacia países como China donde se confeccionan los aparatos. Éstos se distribuyen a nivel mundial y nosotros los compramos en la tienda. El gobierno del Congo colabora con la ONU para "luchar" contra los "rebeldes" por el control de las minas y la regulación de las exportaciones pero, por alguna extraña razón, el problema en ningún momento ha ido a mejor. Esta extraña razón no es nada más que los altos niveles de corrupción existentes tanto entre las filas del gobierno congoleño como en Naciones Unidas. Así que ya sabéis, cada vez que tengáis un aparato electrónico en vuestras manos, ser conscientes de la sombría historia que se esconde detrás de él. En el siguiente reportaje "Coltán, comercio sangriento" se explica todo este asunto: