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jueves, 9 de mayo de 2013

Las guerras no son reales, el Ordo ab Chao

Mediante la trilogía "Wall Street y el ascenso de Hitler", "Wall Street y la Revolución Bolchevique" y "Wall Street y FDR", Antony Sutton nos reveló cómo los banqueros de Wall Street desencadenaron la Segunda Guerra Mundial haciendo erigir tres bloques aparentemente opuestos unos a los otros: Franklin Delano Roosvelt en EE.UU, Hitler en Alemania y los Bolcheviques en Rusia. Polarizaron el mundo y a nadie en aquel momento -alguien habría- se le pasó por la cabeza que la guerra pudiera ser irreal; en cambio, así fue. Ahora, al analizar los conflictos posteriores a este catastrófico periodo, ya sea en el contexto de la Guerra Fría con la lucha interminable entre el capitalismo (EE.UU) y el comunismo (URSS) o en el contexto actual de la guerra entre la democracia y la libertad contra el terrorismo, vemos que tampoco han tenido por qué ser reales. Por un lado Al-Qaeda no existe y, tal como describe Carroll Quigley en "Tragedia y Esperanza", el comunismo (al menos) dentro de los EE.UU estaba financiado por los propios banqueros de Wall StreetMientras tanto en Europa las redes Stay Behind de la OTAN se afanaban a extender el pánico atribuyendo sus atentados y masacres a la extrema izquierda. Por otro lado hemos visto que hay indicios que sugieren que Fidel Castro es un agente de la CIA encubierto, hemos hablado de la extraña historia sobre los estudios de Kim Jong-Un en las escuelas de élite de Suiza y su curiosa manera de beneficiar a los EE.UU, hemos evidenciado los sospechosos vínculos de Nelson Mandela con Reino Unido, así como la misteriosa trama de las elecciones de Hugo Chávez en 1998... La pregunta que le surge a uno entonces es: ¿Y si todo es un gran teatro?
Esta idea no es nueva, ya había sido formulada hace más de 60 años por Eric Blair en su famoso libro "1984". Así pues, el libro ficticio "Teoría y práctica del colectivismo oligárquico" de Emmanuel Goldstein dice:

"La guerra, pues, si la juzgamos mediante los estándares de las guerras precedentes, es una simple impostura. Es como las peleas entre ciertos animales rumiantes, que tienen los cuernos dispuestos en un ángulo que les imposibilita hacerse daño mutuamente. Pero, a pesar de ser irreal, la guerra no deja de tener su significado. Consume el excedente de bienes y ayuda a preservar la especial atmósfera mental que una sociedad jerárquica necesita. [...] En nuestros tiempos, no se pelean en absoluto los unos contra los otros. Cada grupo dirigente lleva a cabo la guerra contra sus propios subordinados. Y su objetivo no es hacer o prevenir conquistas de territorio, sino mantener intacta la estructura de la sociedad."

Pero si algo diferencia el panorama geopolítico descrito en "1984" respecto el posterior a la Segunda Guerra Mundial, es que Orwell sitúa la doctrina de guerra perpetua en el contexto de un conflicto imaginario entre tres grandes superestados (superpotencias) que aparentemente se disputan el control del mundo: Oceanía, Eurasia y Estasia. En la historia real en cambio, hasta 1991 con el derrumbe de la URSS, solo existieron dos - que por otro lado coinciden con los expuestos por Huxley en "Un Mundo Feliz". Los nombres de los personajes ponen de manifiesto esta falsa bipolaridad: Bernard Marx, Lenina Crowne, Benito Hoover, Morgana Rothschild, Polly Trotsky...-. Pero, ¿Y qué pasa pues tras la disolución de la Unión Soviética?
Estos años, como repiten una y otra vez los expertos, hemos entrado progresivamente en un mundo multipolar. Lo curioso es que este mundo multipolar está representado principalmente por EE.UU, Rusia y China, es decir... Tres superestados. Los territorios delimitados por cada uno además no difieren mucho respecto los del libro. Hay básicamente una sola diferencia: Europa que según Orwell pertenece a Eurasia (Rusia), actualmente corresponde a Oceanía (Occidente), y Sudamérica que en el libro forma parte de Oceanía (Occidente), parte de ella está bajo la influencia de Eurasia (Rusia) en alianza con Estasia (China). Podríamos decir por lo tanto que los papeles de Europa y Sudamérica se han intercambiado. Aún así, el área de disputa entre superestados es la misma: Oriente Medio, África Central-África Septentrional, ciertas zonas del Índico-Pacífico y quizá en el futuro el Ártico.

Mapa ficticio del panorama geopolítico en"1984".
De momento solo se trata de comparaciones curiosas que no van más allá de eso. Pero lo más interesante viene ahora:
Emmanuel Goldstein explica que la estrategia de cada superestado para terminar con los otros dos es ir rodeando a uno de los enemigos poco a poco para lanzar un ataque sorpresa contra sus arsenales nucleares cuando menos se lo espere. De esta manera, escribe:

"La estrategia seguida por las tres superpotencias - o la que se autoconvencen que están siguiendo- es la misma. El plan consiste en adquirir bases que rodeen uno de los estados rivales, gracias a una combinación de lucha, regateo y oportunos golpes a traición. Y entonces firmar un pacto de paz de amistad con él y estar en paz tantos años como hagan falta para dar la impresión de que se está durmiendo. Durante este tiempo, pueden montarse cohetes cargados con bombas atómicas en todos los lugares estratégicos. Finalmente, se disparan todos a la vez con unos efectos tan devastadores que hacen imposible cualquier venganza. Entonces será el momento de firmar un pacto de amistad con la potencia mundial restante, como preparación de otro ataque."

En el artículo "Nueva Hoja de Ruta: China 2017" vimos como la política actual del gobierno de Obama, tras el cual se encuentra el agente de Rockefeller Brzezinski, no es atacar a Irán sino entregar un señuelo a Rusia en Medio Oriente para despistarla, desplazar las tropas hacia Extremo Oriente para estrechar el cerco a China, enemistar a ésta con Rusia y, cuando menos se lo esperen, destruir sus arsenales nucleares en un ataque sorpresa sin dar opción de respuesta. ¡Casi parece sacado del libro!
Más curioso todavía es que, inmediatamente después, Goldstein dice:

"Este esquema, casi no hace falta decirlo, es imposible de realizar, es soñar despierto". 

Por esta razón, explica, los tres superestados se encuentran siempre en guerra. Sorprendentemente hoy en día, en el mundo real, sí que se está aplicando esta estrategia y solamente por parte del bando de Oceanía (EE.UU). ¿Por qué entonces, si es imposible de realizar, se está llevando a cabo?
Imaginando que toda esta comparación entre el libro de Orwell y la realidad fuera acertada, existen principalmente dos posibilidades. O bien estamos viviendo el surgimiento de los tres superestados y nos encaminamos a un mundo donde la doctrina de guerra perpetua continúa siendo la norma, o bien la estratagema que según Orwell es imposible de materializar va a acabar teniendo éxito (si todo es irreal, todo es posible) y nos dirigimos hacia una Tercera Guerra Mundial.
Teniendo en cuenta que los EE.UU tienen todo el programa sobre el ataque a China ya establecido, y siendo de la opinión de Huxley de que el mundo del mañana se parecerá mucho más a "Un Mundo Feliz" que a "1984", personalmente me decanto más por la segunda opción. Sabemos muy bien que desde hace décadas la élite tiene el proyecto en mente de un Nuevo Orden Mundial, la implantación de un sistema de gobernanza global que debe surgir sobre las ruinas de los Estados-Nación. Cómo H.G.Wells comentaba en su libro "La destrucción liberadora", este nuevo mundo debe emerger tras una gran guerra: la guerra que acabe con las guerras, el Ordo ab Chao, según la expresión masónica. Esta guerra es mencionada en "Un Mundo Feliz" donde se describe el uso de bombas de ántrax que permiten acabar con grandes cantidades de vidas y reducir la población mundial:

"El ruido de catorce mil aviones avanzando en formación abierta. Pero a la Kurfurstendamm y a la Huitième Arrondissement, la explosión de las bombas de ántrax a penas es más sonora que la de una papelina reventada de un porrazo. [...] ¿CH3C6H2(NO3)2 + Hg (CNO)2 = a qué? A un enorme agujero en la tierra, un montón de ruinas, unos cuantos trozos de carne y de mucus, un pie que todavía lleva la bota puesta, volando por los aires yendo a caer, Flop!, en medio de los geranios, de los rojos. ¡Qué  floración más espléndida, aquel verano! [...] La técnica rusa de infectar las aguas era especialmente ingeniosa. [...] La Guerra de los Nueve Años, el Gran Colapso Económico. Hacía falta escoger entre gobierno mundial o destrucción. Entre estabilidad o..."

En este período de la historia en el que vivimos hemos presenciado una mezcla entre ambos proyectos de dictadura mundial; la de Orwell y la de Huxley. Ahora empieza a dar la sensación de que la guerra liberadora de Wells se aproxima y de que el subsiguiente modelo de Huxley está cada vez más cerca de imponerse.

Calbert
   
           Los hombres detrás de Obama, parte 1
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