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jueves, 6 de marzo de 2014

La Última Guerra

"[El mundo] estaba en una necesidad extrema de liberación, y supongo que nada menos que la violencia de aquellas bombas lo hubiera liberado y convertido de nuevo en un mundo sano. Supongo que fueron necesarias" - H.G.Wells (Cap. 5, Sec. 4)

"La Destrucción Liberadora" (The World Set Free en inglés) o "La Última Guerra" (The Last War) -leer aquí- es un libro escrito por H.G.Wells en 1.913 y publicado en 1.914, meses antes del comienzo oficial de la Primera Guerra Mundial. La obra está escrita a modo de ensayo histórico y constituye el esquema general del que parten libros posteriores como "La Conspiración Abierta", "El Nuevo Orden Mundial" o "El Cerebro Mundial". Wells, a través de los ojos de un futuro ciudadano mundial, introduce al lector resumiendo brevemente la historia de la Humanidad desde sus orígenes con los homínidos y los hombres de la Prehistoria hasta inicios del siglo XX con el descubrimiento y desarrollo de la energía atómica. A continuación, relata de forma profética (la obra se publicó por primera vez en formato serie y se titulaba "Una Trilogía Profética") los principales acontecimientos todavía por suceder (algunos de ellos desde la publicación de la obra ya han sucedido) durante las siguientes décadas hasta la formación de un Estado Mundial bien asentado.
A pesar de estar escrito en 1.913, tan solo pocos años después de que Rutherford, Soddy y Ramsay hicieran sus respectivos descubrimientos sobre la energía atómica y la radioactividad, uno podría pensar que se trata de una obra de actualidad e incluso, y así lo veremos con el paso del tiempo, que está escrita a finales de este siglo. 
Mediante el personaje de Holsten, Wells especula -inspirado en el volumen de Frederick Soddy "The Interpretation of Radium (leer aquí)" - que en cuestión de dos décadas a partir de la redacción del libro aparecerá alguien capaz de liberar las grandes cantidades de energía contenidas en un átomo como el de Uranio, ofreciendo a la especie humana una fuente de energía inagotable e infinita que transformará radicalmente la sociedad de entonces. Con nueve años de diferencia, exactamente así ocurrió en el mundo real cuando en 1.942, en el seno del Proyecto Manhattan, Enrico Fermi y Leó Szilárd produjeron la primera reacción nuclear en cadena auto-sostenida. Esta predicción no resulta tan espectacular quizá cuando uno ve que Wells ya habla del desarrollo de "teléfonos inalámbricos perfeccionados" (Prefacio, Sec.5) cuando éstos no serían vistos por el público hasta el año 1.973, 60 años más tarde.
El autor nos continúa relatando la historia de la Humanidad desde sus ojos de ciudadano mundial y nos explica como los tremendos avances científicos ofrecidos por el desarrollo de la energía nuclear no se correspondían con los nulos avances sociales de un mundo todavía arcaico, donde las principales estructuras comunitarias continuaban siendo prácticamente las mismas desde hacía varios siglos.

"Es solamente advirtiendo este profundo, este fantástico divorcio entre el movimiento científico  e intelectual por un lado, y el mundo del abogado-político por el otro, que el hombre de tiempos posteriores puede esperar comprender ese ridículo estado de las cosas. La organización social todavía se encontraba en una etapa de barbarie. Ya había grandes números de hombres inteligentes y activos y mucha civilización comercial y privada, pero la comunidad, como un entero, estaba sin rumbo, desentrenada y desorganizada hasta el punto de la imbecilidad. La civilización colectivista, el "Estado Moderno", estaba todavía en el útero del futuro..." (Capítulo 2, Sección 5)

Si bien ya había gente consciente advirtiéndolo, este desequilibrio entre un mundo mal organizado por un lado, donde coexisten naciones separadas con intereses independientes y a menudo opuestos, y las enormes posibilidades ofrecidas por la energía atómica por el otro, lleva inevitablemente a la Humanidad a la más absoluta de las catástrofes: la guerra nuclear.

"Ciertamente ahora parece que nada podría haber sido más obvio para la gente de principios del siglo XX que la rapidez con la que la guerra se estaba tornando imposible. Y tan ciertamente no lo vieron. No lo vieron hasta que las bombas atómicas estallaron en sus torpes manos." (Capítulo 2, Sección 5)

La guerra descrita en esta obra corresponde a la Primera Guerra Mundial aplazada cuarenta y dos años, es decir, hasta 1.956 (aunque en el prefacio de 1.921 Wells recalca que bien podría aplazarse hasta 2.056, puesto que "quizá no sea demasiado tarde para esta revolución suprema en el potencial humano."... ) y dura tres años. También corresponde a la Guerra de los Nueve Años descrita por Aldous Huxley en "Un Mundo Feliz" diecinueve años más tarde.
La Última Guerra es relatada a través del diario de otro futuro propagandista ficticio, Frederick Barnet (instruido en la Carnegie Foundation), que dejará claro a las generaciones venideras la locura de la guerra y el sinsentido de las banderas, las naciones y el viejo mundo.

"¡Tan dispuestos estaban aquellos hombres! ¡Tan preparados para aceptar un liderazgo y olvidarse de sí mismos por propósitos colectivos! Pensé en cuan mansamente habían marchado durante todos los esfuerzos y duros trabajos de las dos últimas semanas, como se habían curtido y adaptado a la camadería juntos, y cuanta dulzura hay después de todo en nuestra insensata sangre humana. Y eran solo una muestra eventual de las especies - su paciencia y agilidad permanecían, como la energía del átomo había permanecido, todavía a la espera de ser utilizadas adecuadamente. De nuevo vino a mi mente con una fuerza sobreponedora que la necesidad suprema de nuestra raza es guiar, que la mayor tarea es descubrir cómo guiar, para olvidarse de uno mismo en el lanzamiento del propósito colectivo de la raza. Una vez más vi la vida sencilla..." (F. Barnet. Cap.2, Sec.8)

No tardan mucho los personajes de esta historia ficticia en darse cuenta del desastre que está suponiendo la guerra, que va a llevar a la Humanidad al colapso.

"Para la primavera de 1.959 en cerca de doscientos centros, y cada semana se sumaban nuevos, rugían las inextinguibles conflagraciones color carmesí de las bombas atómicas, la inconsistente estructura del crédito mundial se había desvanecido, la industria se encontraba completamente desorganizada y cada ciudad, cada área densamente poblada sufría de hambre o temblaba al borde del hambre. La mayoría de capitales del mundo ardían en llamas; millones de personas habían perecido, y en grandes áreas el gobierno llegó a su fin. La Humanidad ha sido comparada por un escritor contemporáneo con un durmiente que maneja cerillas mientras duerme y despierta en medio de las llamas." (Cap.3, Sec.1)

" 'Qué estarán haciendo', preguntó Mylius, '¿Qué estarán haciendo? Es obvio que tenemos que poner fin a la guerra. Es obvio que las cosas tienen que marchar de algún modo. ESTO -todo esto- es imposible.' " (Cap. 2, Sec. 9)

Así pues, impactadas por el resultado del conflicto atómico que supuestamente ellas mismas han provocado, se reúnen en una mítica asamblea en Brissago, Suiza, las noventa y tres figuras públicas más influyentes del  mundo -reyes, emperadores, presidentes, periodistas, científicos...- para acordar una rendición pactada de todos los bandos y proclamar la formación de un Estado Mundial, donde ciencia - "el nuevo rey del mundo" - y sociedad irán de la mano.

"El mundo entero tiene que ser una República, una e indivisible. [...] Está claro que la guerra tiene que acabar para siempre, Firmin. Está claro que esto solo puede hacerse poniendo al mundo bajo un gobierno. Nuestras coronas y banderas están en el camino. Está claro que deben desaparecer." - (Rey Egbert. Cap.3, Sec.2)

"Con la extraña sensación de que estaba soñando, asistió a la proclamación del Estado Mundial, y vio como el mensaje era llevado a los operadores inalámbricos para ser transmitido alrededor de todo el globo habitable." (Cap.3, Sec.3)

Solo un miembro de la Asamblea se opone al proyecto, el Rey de los Balcanes, el "Zorro Eslavo", el más arcaico y tradicionalista de todos los presentes, asegurándose así un pronto final de película para su vida. Tras la confiscación, el control y el desmantelamiento de todas las armas nucleares del planeta, se erige la nueva República, una República gobernada temporalmente (puesto que será democrática) por los antiguos reyes, emperadores y presidentes y que, según afirma el Rey más joven y rebelde de todos, el Rey Egbert de Inglaterra, fue pactada por todos ellos medio siglo antes cuando recién se descubría la energía atómica y nadie imaginaba la posibilidad de una ya no tan inevitable guerra nuclear (si el Gobierno Mundial se empezó a pactar medio siglo antes de que estalle la guerra nuclear, entonces éste ya no es consecuencia de la guerra nuclear sino todo lo contrario: la guerra nuclear es consecuencia del plan previamente pactado de establecimiento de un Gobierno Mundial).

" '¡Pero señor!' gritó Firmin, repentinamente iluminado. '¿Ha sido esto acordado de antemano?'
'Mi querido Firmin, ¿Piensas que hemos venido hasta aquí, todos nosotros, para hablar en general? La discusión se ha realizado durante medio siglo. Hablando y escribiendo. Estamos aquí para poner lo nuevo, lo simple, obvio y necesario, en marcha.' " (Rey Egbert, Cap.3, Sec.2)

Se establece pues un ejército de pacificación que se encarga de traer de nuevo la estabilidad al mundo. Desde la desolación y las cenizas, empleando la tecnología y la energía atómica ilimitada, se empieza a reconstruir una sociedad mundial digna de la nueva era: una sociedad sin clases, igualitaria y cohesionada, un sistema económico mundial basado en unidades de energía, la colectivización e industrialización de la agricultura, la instauración del inglés como idioma mundial (un inglés simplificado y adaptado al nivel de las masas), unidades métricas internacionales, un nuevo calendario universal con trece meses de cuatro semanas cada uno, un cerebro mundial, la construcción de las bellas ciudades modernas, la redistribución y estabilización de la población, la erradicación de moscas, mosquitos y otros insectos molestos, la erradicación de las enfermedades, el comienzo del transhumanismo y, finalmente, la expansión de la raza humana hacia el espacio exterior... Hasta alcanzar el Sol. Y entonces, "todavía será el comienzo." (Things to Come)

" 'No veo', dijo Karenin, 'que haya ningún límite final al poder del hombre de automodificarse.' 
'No hay ninguno', dijo Fowler caminando hacia delante y sentándose sobre el parapeto frente a Karenin para que pudiera verle la cara. 'No hay ningún límite absoluto ni al conocimiento ni al poder...' " (Cap.5. Sec.8)

A nivel organizativo se erigen diez circumscripciones (como en el Mundo Feliz, donde hay diez interventores mundiales. En dicha novela, entre ellos está Su Fordería Mustafá Mond.) y se le otorga la capacidad de voto a cada uno de los ciudadanos mundiales, que tendrán libertad de pensamiento, libertad de expresión, una educación universal..... De un plumazo desaparecen la tradición, los políticos, los propietarios privados, patriotas, tradicionalistas y todo el viejo sistema de leyes. La religión, aunque no desaparece, queda relegada a un plano muy reducido, casi inexistente.

"En todas partes había organizaciones obsoletas apoderándose de todas las nuevas buenas cosas que la ciencia le estaba dando al mundo, nacionalidades, todo tipo de organismos políticos, las iglesias y sectas, propietarios, aprovechándose de aquellos poderes amenazadores y posibilidades ilimitadas y utilizándolos con malos propósitos. [...] Tú que eres más joven no puedes imaginar la mezcla entre esperanza desesperada y desesperación de protesta en la que nosotros, que pudimos creer en las posibilidades de la ciencia, vivimos en aquellos años previos a la llegada de la energía atómica." (Marcus Karenin. Cap.5, Sec.4)

Una vez construido el Estado Mundial los gobernadores acabarán teniendo un papel más bien simbólico y la gestión y el mantenimiento de los asuntos del planeta quedan puramente en manos de los comités científicos especializados. Un miembro de estos comités, Marcus Karenin, del comité de educación, destaca entre los demás. Inválido y débil, entendiendo que la clave está en la especie y no el individuo, advierte al Sol con firmeza de nuestra próxima llegada:

"Y tú, viejo Sol, con tu espada de llamas abrasando estos pobres ojos de Marcus por última vez, ¡Ten cuidado conmigo! Piensas que muero - y en realidad solo estoy quitándome una capa más para alcanzarte. Te he amenazado por diez mil años, y pronto te advierto que estaré viniendo. Cuando esté totalmente descortezado y tire mis disfraces. Muy pronto, viejo Sol, me lanzaré a mí mismo contra ti, y te alcanzaré y pondré mi pie en tu cara moteada y tiraré de tus mechones de fuego. Daré un paso a la Luna, y luego saltaré hacia ti. Ya te he hablado antes, viejo Sol, te he hablado un millón de veces, y ahora empiezo a recordar. Sí - hace tiempo, hace tiempo, antes de que me hubiera despojado de varios miles de generaciones, polvo ahora y ya olvidado, era un salvaje peludo y te señalé con mi mano  y - ¡lo recuerdo claramente!- te vi en una trampa. ¿Has olvidado eso, viejo Sol?...
Viejo Sol, me reúno a mí mismo fuera de los recipientes del individuo que me han mantenido disperso por tanto tiempo. Reúno mis miles de pensamientos en la ciencia y mis miles de voluntades en un propósito común. Ya puedes escabullirte de mí tras las montañas, ya puedes acoquinarte..." (Marcus Karenin. Cap 5, Sec.9)

La mentalidad de las personas cambia radicalmente a la par que la sociedad: en el "Amanecer del Amor" pasan a estar mucho más interconectadas, conscientes de que son solo pequeñas partes de un sistema mucho más amplio.

"La catástrofe de las bombas atómicas que alejó a los hombres de las ciudades y sacudió negocios y relaciones económicas les alejó también de sus establecidos viejos hábitos de pensamiento y de las creencias y prejuicios sostenidos a la ligera que les habían llegado del pasado." (Cap.4, Sec.11)

Lo importante no es el individuo en sí sino la Humanidad como una sola entidad. Distinciones como hombre y mujer dejan de tener relevancia. Ni siquiera humanos harán falta, si es preciso. Porque en realidad, lo verdaderamente importante, la última meta de nuestra raza debe ser la búsqueda de Poder y Conocimiento. Lo demás, como los instintos naturales y primitivos, deben quedar atrás.

"No me importa lo más mínimo vuestro futuro - como mujeres. No me importa lo más mínimo el futuro de los hombres - como varones. Me importa vuestro futuro como inteligencias, como partes de y contribución a la mente universal de la raza." (Cap.5, Sec.7)

"Mientras nosotros hemos estado teorizando sobre los hombres y las mujeres, aquí está la ciencia adquiriendo el  poder para que pongamos fin a esta vieja disputa para siempre. Si las mujeres son demasiado para nosotros, las reduciremos a una minoría, y si no nos gusta ningún tipo de hombre o mujer, no tendremos ninguno más de ambos. Estos cuerpos, estas viejas limitaciones animales, toda esta herencia terrenal de repugnantes inevitabilidades cae del espíritu del hombre como el capullo desecado de un imago." (Cap.5, Sec.8)

No existiendo el trabajo y con las necesidades personales cubiertas la actividad diaria de los habitantes empieza a centrarse en actividades artísticas, en crear. Es el periodo conocido como el "Florecimiento"; una nueva literatura, una nueva manera de interpretar la historia, una nueva forma de enseñar. El mundo pasa de ser visto como algo monótono y estático a algo en permanente cambio, dinámico como un barco en mitad del océano.

Y así, como un mundo estúpido plagado de estupideces y de gente estúpida, será contemplado el pasado desde el futuro - En efecto, así es, pero las masas del futuro no es que vayan a ser distintas de las de ahora-. Nosotros, los sacrificados, probablemente no vivamos para verlo. 

Calbert
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