Las barreras desinformativas

Darse cuenta de que vives inmerso en una hiperrealidad es muy difícil. Aún más difícil es salirse de ella. Muy pocos lo consiguen. Salirse de la hiperrealidad significa poder quitarse los condicionamientos más descarados de encima. Quitárselos todos es imposible porque forman parte de nuestra cultura y de lo que somos. Pero sí que podemos deshacernos de aquellos que vienen impuestos por los intereses de otros. En la sociedad hay una serie de barreras desinformativas que nos encarcelan y nos separan del librepensamiento. La primera barrera es la educativa. Tener un nivel educacional alto es especialmente importante para poder encontrar una escapatoria a la hiperrealidad, para poder darse cuenta de qué son mentiras y qué no. El nivel cultural en el mundo es impresionantemente bajo. Muy pocas personas poseen conocimientos suficientemente extensos acerca de cualquier materia. Poca gente sabe describir qué es una célula, hacer una operación matemática mínimamente complicada, qué es un átomo, qué es un ser vivo... Los conocimientos culturales de la gran mayoría corresponden a los de hace un par de siglos. Aún así viven entre la tecnología del siglo XXI. Sin estos conocimientos mínimos no se puede formar un pensamiento crítico más o menos correcto. La segunda barrera desinformativa son los medios de comunicación no-libres. La maquinaria informativa es muy compleja. Primero de todo hay una serie de corporaciones que son los líderes de opinión. Los líderes de opinión son grandes cadenas de televisión como la CNN a partir de las cuales se distribuye toda la información a los noticiarios locales y a la resta de medios. Toda la información procede de los mismos puntos. Cadenas del gobierno estadounidense en el mundo occidental. La manipulación informativa no solo consiste en sacar las cosas de contexto, dar ideas erróneas, hacer propaganda o tergiversar la información, sino que también significa escoger qué información das y qué información no das. Escoger el tema del día y sobre qué debe pensar la gente durante aquella semana. Todo lo que nos llega al telediario no procede de fuentes independientes ni fiables. La verdad no suele estar presente en la televisión, ni siquiera en los canales más locales. La tercera y última barrera desinformativa es Internet, que es una barrera casi-no-libre. Esta barrera estaría subdividida en dos barreras más. La primera correspondería a la información procedente de los líderes de masas, es decir, de los medios de comunicación comunes no-libres.  En caso de que consiguieras atravesar esta barrera, entonces entrarías en la segunda barrera dentro de Internet, que pocas personas son capaces de superar. Estaríamos hablando del mundo de la conspiranoia.  Caer en la conspiranoia es un peligro. Se trataría de un último obstáculo a superar para salir de la hiperrealidad. La conspiranoia es como un bosque muy frondoso que no deja que avances. Programas informáticos como el Proyecto Matriz que aparentan ser webs normales no son más que lugares donde cruzar información y crear perfiles de los usuarios que entran y calcular su "coeficiente terrorista". Estos lugares dan una gran cantidad de información medio cierta junto a un montón de mentiras creíbles. Brindan un aire conspiranoico, algunos te hablan de Illuminatis, otros de réptiles espaciales, planes maléficos de destrucción, extraterrestres...También dan falsas esperanzas y aparentan ser un lugar de difusión de la verdad. La propia convicción de los conspiranoicos alimenta este tipo de creencias. Inducir a la gente a caer en estas trampas para ratones no es difícil con programas informáticos. Existen programas que crean falsas identidades que publican comentarios en foros y redes sociales. 30 personas aparentemente distintas coincidirán en una opinión que hará cambiar de idea al usuario real. Finalmente en Internet hay la parte de información libre que procede de fuentes independientes. Por ejemplo Red Voltaire es una red de periodismo de investigación donde se ofrece información mucho más fiable que la de los medios comunes.

Calbert