"Fahrenheit 451" es una conocida novela distópica del escritor Ray Bradbury que fue publicada en el año 1.953. El título hace referencia a la temperatura a la que arden los libros. El protagonista de la obra es Guy Montag, un bombero cuyo oficio consiste no en apagar fuegos como cabría esperar, sino en quemar libros, las casas donde estén escondidos y a sus propietarios si es necesario. En la sociedad en la que vive Montag ya prácticamente nadie recuerda la verdadera función de los bomberos. Todo el mundo ha sido sometido a un sistema que los idiotiza, los infantiliza y los reduce a simples máquinas que trabajan y se entretienen permanentemente con "la familia" de la "televisión de cuatro paredes". Montag es solo un hombre más, un hombre cualquiera que vive inmerso en este tipo de sociedad. Un día conoce a una chica misteriosa, Clarisse Mclellan, quién le hará salir de la pequeña burbuja en la que vive para a partir de entonces empezar a ver con claridad la realidad que le rodea. Quizá lo más curioso entorno a la novela es la observación que hace el propio Bradbury en el posfacio que escribió años más tarde en 1.993: "Sólo resta mencionar una predicción que mi Bombero jefe, Beatty, hizo en 1.953, en medio de mi libro. Se refería a la posibilidad de quemar libros sin cerillas ni fuego. Porque no hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe. Si el baloncesto y el fútbol inundan el mundo a través de la MTV, no se necesitan Beattys que prendan fuego al queroseno o persigan al lector".
¿Para qué quemar libros si nadie los lee? ¿Y si lo hace alguien, de qué sirve si el contenido del libro es tan banal y lamentable como el del bestseller "Cincuenta sombras de Grey"?