En el artículo "¿Qué está ocurriendo en Rusia?" hablamos de las revoluciones de colores organizadas por la CIA para derrocar gobiernos de países de todo el mundo. Estas revoluciones se llevan a cabo mediante el manual "De la dictadura a la democracia" (leer aquí el libro) escrito por Gene Sharp, fundador de la Albert Einstein Institution.
Hace un año en España surgió un movimiento liderado por plataformas como "Democracia Real Ya" o "No les votes" que actúan bajo los mismos principios de este libro. Se trata de plataformas poco transparentes en las que no hay caras bien definidas, no conocemos su financiamiento ni cómo surgieron realmente. El 15-M no fue un movimiento espontáneo sino que se estaba gestando desde hacía meses. Entre sus promotores vemos gente como Enrique Dans, Javier de la Cueva, Carlos Sánchez Almeida y algunos "bloggers" como Fabio Gándara que presentan un perfil que poco se adecúa con los ideales que dice llevar su movimiento. Más tarde se han ido desvinculando del movimiento según ellos para respetar la horizontalidad de éste. El movimiento está siguiendo las mismas pautas y utilizando las mismas estrategias que las de cualquier revolución de color montada por la CIA. El mismo movimiento se identifica con revoluciones falsas como las de la primavera Árabe en Egipto y está apoyado por organizaciones como Anonymous-CIA, Intermón Oxfam o ATTAC. Es un movimiento con objetivos ingenuos y poco definidos que no atacan para nada a la base del problema: el sistema. Además la propia plataforma Democracia Real Ya ha difundido el libro de Gene Sharp por las redes sociales. ¿Se trata por lo tanto de una revolución de color?
Aunque sigue los mismos patrones y estrategias y no es un movimiento espontáneo ni independiente ya que no declara de forma pública su financiamiento con el que se pagan camisetas, pegatinas, pancartas, folletos, páginas web, vídeos, etc., no es una revolución de color propiamente dicha porque su objetivo, tal y como dice el propio Enrique Dans, no es derrocar al gobierno. Su objetivo es canalizar la ira de la gente actuando como válvula de escape. Pretende controlar el descontento de la gente en esta pésima situación de "crisis" mediante una movilización con unos límites muy bien marcados que no pueda producir cambios reales en el sistema. Se pretenden hacer pequeños cambios para que no cambie nada. Es por eso que los mismos mass media han prestado precisamente mucha atención a las protestas, a diferencia de lo que pasa con Red Voltaire por ejemplo que no aparece ni por asomo por periódicos o la televisión. Se han retransmitido las noticias de tal forma que parece haber censura y se han tomado medidas muy indignantes que los medios no han parado de mostrar una y otra vez y que lo único que consiguen es que el propio movimiento crezca. Estamos asistiendo por lo tanto a una falsa revolución donde las redes sociales han tenido especial relevancia y que forma parte de toda una red que se ha venido desarrollando durante estas ultimas décadas para controlar la oposición: "la disidencia fabricada".
El Foro Social Mundial, El Foro Económico Mundial, miles de ONGs como Intermón Oxfam o Reporteros Sin Fronteras, el ecologismo, muchos de los medios alternativos que están cobrando cada vez más relevancia en la red así como partidos "progresistas" son movimientos y organizaciones supuestamente antiglobalización financiados por la propia élite mundial. Los dirigentes de todos estos movimientos no hacen más que trabajar al servicio del propio Imperialismo, manteniendo bien controlados y delimitados los movimientos populares que se han visto desvirtuados y fragmentados en una gran cantidad de luchas distintas e independientes unas de las otras.
En España este mes de mayo va a ser muy agitado, pero si queremos realmente obtener cambios significativos en la sociedad nos quedan pocas opciones:
Por un lado utilizar, como dice el mismo Gene Sharp, el jiu-jitsu político: aprovechar la propia fuerza del movimiento falso para concienciar realmente a la gente de cuál es la situación en el mundo y qué está ocurriendo. Debemos gastar nuestras fuerzas en difundir la verdad y no en movilizar a las masas que tras décadas de manipulación todavía no están preparadas.
Por otro lado la gente debería desvincularse de las plataformas que han dirigido este falso movimiento y crear otro totalmente independiente, partidista, ideológico y popular que esté fuera del control de los que nos gobiernan y que ataque directamente al sistema. Pero precisamente dentro de poco esto ya no será posible en España, donde todo aquel que aplique resistencia pacífica o convoque manifestaciones por las redes sociales será considerado como terrorista.
Calbert
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