En el reportaje de National Geographic "La historia secreta de los diamantes" tratamos de forma superficial el tema de los diamantes de sangre. Esta vez profundizaremos un poco más con el documental emitido por History Channel "Diamantes de Sangre" y veremos quién está detrás de este lucrativo negocio que le está costando la vida a decenas de millones de personas.
El tráfico de diamantes comenzó en el siglo XIX. En 1.869 fue descubierto un enorme diamante de 83'5 quilates en Sudáfrica. A raíz de este suceso empezaron a viajar a África miles de buscadores de este mineral. Los primeros depósitos se encontraron en Kimberley, lugar donde se descubrió el origen volcánico de los diamantes y su localización en las chimeneas, que fueron denominadas "chimeneas de kimberlita". En este momento se asentaron las bases para el desarrollo de la industria del diamante. En un principio la industria estaba constituida por pequeñas sociedades desorganizadas que se dedicaban a reclamar las tierras ricas en este recurso. Más tarde llegó el magnate imperialista Cecil Rhodes (Ya vimos su importante papel en la historia del "Nuevo Orden Mundial"), que fundó la corporación De Beers Consolidated Mines, una empresa que acabaría monopolizando el mercado mundial de diamantes. Rhodes fue quién lanzó la gran campaña publicitaria que conseguiría introducir el uso de los diamantes en nuestra vida cotidiana, relacionando este producto con el amor y el compromiso, con el matrimonio. Actualmente la corporación controla un 40% del mercado. Junto a las demás, al igual que vimos que ocurría en la República Democrática del Congo (RDC) con el Coltán, financia con armas a grupos de rebeldes que se han hecho dueños de las minas en países como Sierra Leona, la RDC o Angola.
En estos países extremadamente pobres han estallado terribles guerras con decenas de millones de muertos, heridos y desplazados para que estas corporaciones puedan hacerse con la gran cantidad de recursos que hay en ellos. Las minas son explotadas por miles de esclavos, muchos niños. Los diamantes, una vez extraídos, se trasladan principalmente a los EE.UU y a Amberes (la ciudad del diamante) donde la gente puede comprarlos en las tiendas. Hasta 2003 eran transportados a través de rutas de contrabando ilegales. Tras el proceso de Kimberley se regularizó el tráfico en muchos países, pero no se controla si el proceso se cumple correctamente. Ni siquiera se puede cumplir mientras los grupos de rebeldes financiados por las multinacionales dominen las minas y haya guerras.
Un aporte interesante que nos hace el documental en cierto momento es que nos explica como Al-Qaeda-CIA, antes de los atentados de falsa bandera del 11-s, se financió comprando una gran cantidad de diamantes de sangre procedentes de estos países.
El tráfico de diamantes comenzó en el siglo XIX. En 1.869 fue descubierto un enorme diamante de 83'5 quilates en Sudáfrica. A raíz de este suceso empezaron a viajar a África miles de buscadores de este mineral. Los primeros depósitos se encontraron en Kimberley, lugar donde se descubrió el origen volcánico de los diamantes y su localización en las chimeneas, que fueron denominadas "chimeneas de kimberlita". En este momento se asentaron las bases para el desarrollo de la industria del diamante. En un principio la industria estaba constituida por pequeñas sociedades desorganizadas que se dedicaban a reclamar las tierras ricas en este recurso. Más tarde llegó el magnate imperialista Cecil Rhodes (Ya vimos su importante papel en la historia del "Nuevo Orden Mundial"), que fundó la corporación De Beers Consolidated Mines, una empresa que acabaría monopolizando el mercado mundial de diamantes. Rhodes fue quién lanzó la gran campaña publicitaria que conseguiría introducir el uso de los diamantes en nuestra vida cotidiana, relacionando este producto con el amor y el compromiso, con el matrimonio. Actualmente la corporación controla un 40% del mercado. Junto a las demás, al igual que vimos que ocurría en la República Democrática del Congo (RDC) con el Coltán, financia con armas a grupos de rebeldes que se han hecho dueños de las minas en países como Sierra Leona, la RDC o Angola.
En estos países extremadamente pobres han estallado terribles guerras con decenas de millones de muertos, heridos y desplazados para que estas corporaciones puedan hacerse con la gran cantidad de recursos que hay en ellos. Las minas son explotadas por miles de esclavos, muchos niños. Los diamantes, una vez extraídos, se trasladan principalmente a los EE.UU y a Amberes (la ciudad del diamante) donde la gente puede comprarlos en las tiendas. Hasta 2003 eran transportados a través de rutas de contrabando ilegales. Tras el proceso de Kimberley se regularizó el tráfico en muchos países, pero no se controla si el proceso se cumple correctamente. Ni siquiera se puede cumplir mientras los grupos de rebeldes financiados por las multinacionales dominen las minas y haya guerras.
Un aporte interesante que nos hace el documental en cierto momento es que nos explica como Al-Qaeda-CIA, antes de los atentados de falsa bandera del 11-s, se financió comprando una gran cantidad de diamantes de sangre procedentes de estos países.