"El Nirvana es difícil de comprender, pues la Verdad no es fácil de ver. El deseo es atravesado por el que conoce, para el que ve nada existe." - Ud 8,2 (18 Ud. 8.2,72) Dutiyuanibbanapatisamyutta Sutta. Segundo Discurso conectado con el Nibbana.
"Yo, Cebes, cuando era joven -comenzó Sócrates-, deseé extraordinariamente ese saber que llaman investigación de la naturaleza. Parecíame espléndido, en efecto, conocer las causas de cada cosa, el porqué se produce, el porqué se destruye y el porqué es cada cosa. Y muchas veces daba vueltas a mi cabeza considerando, en primer lugar, cuestiones de esta índole: ¿acaso es cuando lo caliente y lo frío alcanzan una especie de putrefacción, como afirman algunos, el momento en que se forman los seres vivos?, o bien: ¿es la sangre aquello con que pensamos, o es el aire o el fuego? ¿O no es ninguna de estas cosas, sino el cerebro, que es quien procura las sensaciones del oído, la vista y el olfato, y de éstas se originan la memoria y la opinión, y de la memoria y la opinión, cuando alcanzan la estabilidad, nace, siguiendo este proceso, el conocimiento? [...] En lo que anteriormente sabía con certeza, al menos según mi opinión y la de los demás, quedé entonces tan sumamente cegado por esa investigación, que olvidé incluso eso que antes creía saber. [...] Y una vez oí decir a alguien mientras leía un libro de Anaxágoras, según dijo, que es la mente la que pone todo en orden y la causa de todas las cosas.[...] Pensé que había encontrado en Anaxágoras a un maestro de la causa de los seres de acuerdo con mi deseo, y que primero me haría conocer si la Tierra es llana o esférica, y una vez que lo hubiera hecho, me explicaría a continuación la causa y la necesidad, diciéndome lo que era lo mejor, y también que lo mejor era que fuera de tal forma. E igualmente estaba dispuesto a informarme sobre el Sol, la Luna y los demás astros, a propósito de sus velocidades relativas, sus revoluciones y demás cambios, del porqué es mejor que cada uno haga y padezca lo que hace y padece. Pues no hubiera creído nunca que él, diciendo que habían sido ordenados por la mente, les asignaría otra causa que el hecho de que lo mejor es que estén tal y como están. [...] ¡Por nada del mundo hubiera vendido mis esperanzas! [...] Mas mi maravillosa esperanza, ¡oh compañero!, la abandoné una vez que, avanzado en la lectura, vi que mi hombre no usaba para nada de la mente, ni le imputaba ninguna causa en lo referente a la ordenación de las cosas, sino que las causas las asigna al aire, al éter, y a otras muchas cosas extrañas. [...] Podría ser una grande y grave ligereza de expresión. Pues, en efecto, lo es el no ser capaz de distinguir que una cosa es la causa real de algo y otra aquello sin lo cual la causa nunca podría ser causa. Y esto, según se ve, es a lo que los demás, andando a tientas como en las tinieblas le dan el nombre de causa, empleando un término que no le corresponde. Por ello, el uno, poniendo alrededor de la Tierra un torbellino, formado por el cielo, hace que así se mantenga en su lugar; el otro, como si fuera una ancha artesa, le pone como apoyo y base el aire. Pero la potencia que hace que esas cosas estén colocadas ahora en la forma mejor que pueden colocarse a ésa ni la buscan, ni creen tampoco que tenga una fuerza divina, sino que estiman que un día podrán descubrir a un Atlante más fuerte, más inmortal que el del mito y que sostenga mejor todas las cosas, sin pensar que es el bien y lo debido lo que verdaderamente ata y sostiene todas las cosas. Pues bien: por aprender cómo es tal causa, me hubiera hecho con grandísimo placer discípulo de cualquiera; pero ya que me vi privado de ella y no fui capaz de descubrirla por mí mismo, ni de aprenderla de otro, ¿quieres que te exponga, Cebes, la segunda navegación que en busca de la causa he realizado?
-Lo deseo extraordinariamente -respondió.
-Pues bien -dijo Sócrates-: después de esto, y una vez que me había cansado de investigar las cosas, creí que debía prevenirme de que no me ocurriera lo que les pasa a los que contemplan y examinan el Sol durante un eclipse. En efecto, hay algunos que pierden la vista si no contemplan la imagen del astro en el agua o en algún otro objeto similar. Tal fue, más o menos, lo que yo pensé, y se apoderó de mí el temor de quedarme completamente ciego de alma si miraba las cosas con los ojos y pretendía alcanzarlas con cada uno de los sentidos. Así, pues, me pareció que era menester refugiarme en los conceptos y contemplar en aquéllos la verdad de las cosas. Tal vez no se parezca esto en cierto modo a aquello con lo que lo comparo, pues no admito en absoluto que el que examina las cosas en los conceptos las examine en imágenes más bien que en su realidad. Así que por aquí es por donde me he lanzado siempre, y tomando en cada ocasión como fundamento el juicio que juzgo, el más sólido, lo que me parece estar en consonancia con él lo establezco como si fuera verdadero, no sólo en lo referente a la causa, sino también en lo referente a todas las demás cosas, y lo que no, como no verdadero." - Aristocles, en "Fedón o del Alma".
Han pasado varios meses desde que 2222 emprendió la marcha. Vuelve la vista atrás y bajo sus pies solo quedan nubes y un extenso paisaje de montañas, lagos, desiertos y arboledas.
-Lo deseo extraordinariamente -respondió.
-Pues bien -dijo Sócrates-: después de esto, y una vez que me había cansado de investigar las cosas, creí que debía prevenirme de que no me ocurriera lo que les pasa a los que contemplan y examinan el Sol durante un eclipse. En efecto, hay algunos que pierden la vista si no contemplan la imagen del astro en el agua o en algún otro objeto similar. Tal fue, más o menos, lo que yo pensé, y se apoderó de mí el temor de quedarme completamente ciego de alma si miraba las cosas con los ojos y pretendía alcanzarlas con cada uno de los sentidos. Así, pues, me pareció que era menester refugiarme en los conceptos y contemplar en aquéllos la verdad de las cosas. Tal vez no se parezca esto en cierto modo a aquello con lo que lo comparo, pues no admito en absoluto que el que examina las cosas en los conceptos las examine en imágenes más bien que en su realidad. Así que por aquí es por donde me he lanzado siempre, y tomando en cada ocasión como fundamento el juicio que juzgo, el más sólido, lo que me parece estar en consonancia con él lo establezco como si fuera verdadero, no sólo en lo referente a la causa, sino también en lo referente a todas las demás cosas, y lo que no, como no verdadero." - Aristocles, en "Fedón o del Alma".
Han pasado varios meses desde que 2222 emprendió la marcha. Vuelve la vista atrás y bajo sus pies solo quedan nubes y un extenso paisaje de montañas, lagos, desiertos y arboledas.
Prosigue la marcha, constante y decidido, sin ningún tipo de dudas, recordando de dónde viene.
"¡Dejen de guardarle fidelidad a las cosas a las cuales están apegados y se liberarán de la aflicción y de la autocompasión! ¡Sólo procediendo así se puede obtener el Soporte verdadero en la vida! ¿Acaso no vale la pena rechazar las esperanzas y costumbres comunes de la gente para cumplir este propósito?" - Tao Te Ching, Capítulo 20.
Sin preguntarse cuánto tiempo falta, es consciente de que tarde o temprano llegará a la cima. La niebla enturbia la vista, pero poco importa cuando el Camino hacia la Liberación es solamente uno.
"¡Dejen de guardarle fidelidad a las cosas a las cuales están apegados y se liberarán de la aflicción y de la autocompasión! ¡Sólo procediendo así se puede obtener el Soporte verdadero en la vida! ¿Acaso no vale la pena rechazar las esperanzas y costumbres comunes de la gente para cumplir este propósito?" - Tao Te Ching, Capítulo 20.
El Camino / Rueda de Dharma. |
"Quien tiene el conocimiento verdadero marcha por el Camino Recto. Lo único de lo cual tengo miedo es de involucrarme en la vanidad. El Camino Recto es absolutamente recto. Pero las personas prefieren las sendas tortuosas." - Tao Te Ching, Capítulo 53.
Ahora que lo comprende, entendiendo que pasa por la extinción de lo deseos, comienza a prestarse mayor atención a sí mismo. Comienza a observar, detalle a detalle, cada una de sus sensaciones y pensamientos. Y ve todo lo que todavía le queda por delante; aún siente una fuerte pasión por las mujeres y por el sexo. Aún le causan malestar las necedades, aún desea, aunque sutilmente, el reconocimiento de sus éxitos y esfuerzos personales. Aún tiene impulsos transitorios de ira, simpatía, repugnancia y atracción.
"¡No hay mayor aflicción que las pasiones terrenales desenfrenadas!" -Tao Te Ching, Cap.46.
Sin temor alguno a abandonar el deseo, 2222 se promete así mismo erradicar cada una de dichas pasiones.
"Pues, todos los vicios humanos se deben a la falta de conocimiento. Es el conocimiento lo que mostrará a las personas que, por su propio bien, es mejor ser sencillo y bondadoso, moderar los deseos terrenales y liberarse de las pasiones perniciosas." - Tao Te Ching, Capítulo 19.
"Pero aquel que [...] vive en paz sin pasiones terrenales, que se sumerge en la tranquilidad tierna y sutil de Tao y ayuda a las personas dignas en este Camino, puede ser denominado como la persona que se asemeja cada vez más a Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 77.
"Pues, todos los vicios humanos se deben a la falta de conocimiento. Es el conocimiento lo que mostrará a las personas que, por su propio bien, es mejor ser sencillo y bondadoso, moderar los deseos terrenales y liberarse de las pasiones perniciosas." - Tao Te Ching, Capítulo 19.
"Pero aquel que [...] vive en paz sin pasiones terrenales, que se sumerge en la tranquilidad tierna y sutil de Tao y ayuda a las personas dignas en este Camino, puede ser denominado como la persona que se asemeja cada vez más a Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 77.
Contrariamente a lo esperado, el ascenso no ha presentado por el momento grandes dificultades. Alza la vista y, en la lejanía, cree ver lo que parece parte de una edificación.
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El ascenso. |
Una ciudad esplendorosa, monumental, vivificante, llena de vida; verdaderamente bella. Construcciones grandes y hermosas, puentes de madera y piedra, canales y riachuelos, símbolos y estandartes, estatuas y adornos, árboles, flores, arbustos y plantas por todas partes. Ante la llegada de 2222, algunos de sus habitantes lo observan con perplejidad, otros con menosprecio y, la gran mayoría, no parece haber percibido su presencia. Uno de ellos, ante la curiosidad, se acerca a preguntar, receptivo y respetuoso. Su nombre es Charles de Arouet y Casaleggio. Arouet le invita a pasar unos días en su morada, situada cerca de la entrada de la ciudad. De camino le explica que se halla en Amaourota, capital de Eutopía, centro neurálgico, nada más y nada menos, de los asuntos del gobierno del mundo.
2222 recuerda inmediatamente las últimas palabras del anciano de la Región Media, antes de su partida. Es probable que él también hubiera llegado hasta ahí; aunque por alguna razón no había hecho mención a la ciudad.
Ya en casa de Arouet, 2222 aprovecha para asearse y reponer fuerzas.
2222 explica detenidamente su historia, y de cómo llegó hasta ahí. Le explica también su conversación con el anciano, quien le habló de "Una Nueva República"...
Arouet no parece estar sorprendido ante el relato. Le comenta que, el anciano del que habla, es precisamente uno de sus agentes en la Región Media, que se dedica a captar información y mantener vigiladas a las poblaciones que ahí habitan, y que, por tal razón, no le hizo mención de Amaurota. Seguidamente, pasa a hablar sobre el proyecto en el que la ciudad se encuentra enfrascada, de este nuevo mundo que debe emerger.
Arouet: "Estamos en guerra. Estamos en guerra contra el Ineludible, Mara, Dios de la Muerte. Es una batalla entre la razón y el deseo, entre la libertad del hombre y su tiranía. El gobierno del mundo es una cuestión compleja. Las almas de las mujeres, hombres, niños y ancianos de este planeta están bajo control de Mara. Es un hecho con el que debemos lidiar. Las disputas, las bajezas, los conflictos y las luchas por el poder son inevitables mientras Mara tenga control sobre el corazón de los hombres. Para poder hacer de este mundo un lugar mejor, no nos queda otra que lidiar con el problema y tratar de sacar ventaja de la triste situación y recanalizar la ignorancia y la energía de las personas en un proyecto común que consiga sobreponer la razón a las fuerzas de Mara. Así pues, reorganizamos el entorno aprovechándonos de la energía y de los esfuerzos de los demás para terminar de una vez por todas con el Dios de la Ilusión. En la Nueva República habrá paz y prosperidad, y pondremos fin al sufrimiento humano. Una meta tan loable, pero, requiere grandes sacrificios humanos por muy poco que nos guste. Es una imposición de la misma realidad, y no podemos escapar de ella."
El Sufrimiento. |
Le explica también que cualquiera puede pasar a trabajar para este proyecto, sea de la región Baja, Media o Alta.
Mara. |
Si el Estado es un símil del individuo y del alma humana, le explica a 2222, entonces, hasta que el Estado no alcance la madurez el hombre común tampoco podrá hacerlo, pues la conciencia individual y la colectiva van de la mano. Si la civilización como conjunto no consigue alcanzar el Sol, entonces, ningún individuo podrá hacerlo. Eso significa, y así, con gran solemnidad finaliza su discurso -dirigiéndose a 2222-, que en realidad, si lo que buscaba era alcanzar la cima para alcanzar el Sol, no podría hacerlo de ningún modo, pues desde la cima resulta imposible tocarlo; "Hay que tender una escalera muy larga y compleja, que llevará siglos o milenios construir y que deberá hacerse, además, a través de la organización del entorno mediante el establecimiento y el control de las relaciones causa-efecto, para lo cual es necesario tomar a veces caminos en apariencia absurdos e, incluso, caminar en círculos."
2222: "¿Por qué la Caverna? ¿Qué necesidad hay de ella?"
Arouet: "Nosotros no la construimos. Ya estaba ahí. La gente ya se encontraba agolpada en ella. El fuego milenario ya ardía en ella. Nosotros solo tomamos el control de las sombras para redirigir los esfuerzos de los esclavos de Mara a la construcción de un proyecto que beneficie a toda la Humanidad. Nuestro objetivo es, precisamente, liberar al mayor número de personas sin que la sociedad colapse por ello."
Tras este discurso, la visión del mundo de 2222 ha cambiado por completo. Aquellos hasta los que ahora había visto como personajes oscuros y malévolos, ahora comienza a verlos como hombres inteligentes y seguros, bondadosos pero realistas, verdaderamente capaces.
Durante los días siguientes, Arouet guiará a 2222 por la ciudad y le mostrará cómo funciona la dirección del mundo. 2222 podrá comprobar durante la ruta que Arouet es continuamente objeto de desprecios y que no es un personaje muy bien visto en Amaurota.
Arouet le explicará que dentro de la ciudad existen grandes conflictos internos. Gran parte de sus habitantes no son realmente conscientes del verdadero objetivo de todo este proyecto y actúan meramente por ambiciones y poder. Esto crea constantes disputas que dificultan enormemente la construcción de la Nueva República y hacen que él sea visto por muchos como un enemigo a batir. Por ello, el verdadero control de la ciudad está en manos de un selecto grupo de hombres, para los que él trabaja, los cuales dirigen como mejor pueden los acontecimientos desde la cima de la montaña.
Poco después, tras haber recuperado fuerzas y profundamente agradecido a Charles de Arouet, 2222 abandona la ciudad y reemprende la marcha. Ha quedado algo conmocionado por las informaciones de su amigo y toda aquella resistencia y oposición que sentía hacia el proyecto de la Nueva República se ha difuminado. Aún así, no podrá estar seguro de nada hasta llegar arriba y, si bien sus esperanzas de tocar el Sol se han desvanecido, continúa aspirando a llegar a lo más alto, plenamente convencido de la inevitabilidad de su Liberación.
Recuerda su promesa acerca de la extinción de los deseos y se percata de que, desde entonces, realmente no ha logrado grandes avances. Debe, pues, retomar el Camino de forma decidida.
"Pero desde el momento en que se muestra inmortal, no le queda otra salvación y escape de males que el hacerse lo mejor y más sensata posible. Pues vase el alma al Hades sin llevar consigo otro equipaje que su educación y crianza, cosa que, según se dice, son las que más ayudan o dañan al finado, desde el comienzo mismo de su viaje hacia allá. Y he aquí lo que se cuenta: a cada cual, una vez muerto, le intenta llevar su propio genio, el mismo que le había tocado en vida, a cierto lugar, donde los que allí han sido reunidos han de someterse a juicio, para emprender después la marcha al Hades en compañía del guía a quien está encomendado el conducir allá a los que llegan de aquí. Y tras de haber obtenido allí lo que debían obtener y cuando han permanecido en el Hades el tiempo debido, de nuevo otro guía les conduce aquí, una vez transcurridos muchos y largos periodos de tiempo. Y no es ciertamente El Camino, como dice el Telefo, de Esquilo. Afirma éste que es simple el Camino que conduce al Hades; pero el tal Camino no se me muestra a mí ni simple, ni único, que en tal caso no habría necesidad de guías, pues no lo erraría nadie en ninguna dirección, por no haber más que uno. Antes bien, parece que tiene bifurcaciones y encrucijadas en gran número. Y lo digo tomando como indicios los sacrificios y los cultos de aquí. Así, pues, el alma comedida y sensata le sigue y no desconoce su presente situación, mientras que la que tiene un vehemente apego hacia el cuerpo, como dije anteriormente, y por mucho tiempo ha sentido impulsos hacia éste y el lugar visible, tras mucho resistirse y sufrir, a duras penas y a la fuerza se deja conducir por el genio a quien se le ha encomendado esto. Y una vez que llega a donde están las demás, el alma impura y que ha cometido un crimen tal como un homicidio injusto, u otros delitos de este tipo, que son hermanos de éstos y obra de almas hermanas, a ésa la rehuye todo el mundo y se aparta de ella, y nadie quiere ser ni su compañero de camino ni su guía, sino que anda errante, sumida en la mayor indigencia hasta que pasa cierto tiempo, transcurrido el cual es llevada por la necesidad a la residencia que le corresponde. Y, al contrario, el alma que ha pasado su vida pura y comedidamente alcanza como compañeros de viaje y guías a los dioses, y habita en el lugar que merece. [...] Así que, por todos estos motivos, debe mostrarse animoso con respecto de su propia alma todo hombre que durante su vida haya enviado a paseo los placeres y ornatos del cuerpo, en la idea de que eran para él algo ajeno, y en la convicción de que producen más mal que bien; todo hombre que se haya afanado, en cambio, en los placeres que versan sobre el aprender, y adornado su alma, no con galas ajenas, sino con las que le son propias: la moderación, la justicia, la valentía, la libertad, la verdad; y en tal disposición espera ponerse camino del Hades. Vosotros, ¡oh Simmias, Cebes y demás amigos!, os marcharéis después cada uno en un momento dado. [...] Si os descuidáis de vosotros mismos y no queréis vivir siguiendo, por decirlo así, las huellas de lo que ahora y en el pasado se ha dicho, por más que ahora hagáis muchas y vehementes promesas, no conseguiréis nada." - Aristocles, en "Fedón o del Alma".
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"Pero desde el momento en que se muestra inmortal, no le queda otra salvación y escape de males que el hacerse lo mejor y más sensata posible. Pues vase el alma al Hades sin llevar consigo otro equipaje que su educación y crianza, cosa que, según se dice, son las que más ayudan o dañan al finado, desde el comienzo mismo de su viaje hacia allá. Y he aquí lo que se cuenta: a cada cual, una vez muerto, le intenta llevar su propio genio, el mismo que le había tocado en vida, a cierto lugar, donde los que allí han sido reunidos han de someterse a juicio, para emprender después la marcha al Hades en compañía del guía a quien está encomendado el conducir allá a los que llegan de aquí. Y tras de haber obtenido allí lo que debían obtener y cuando han permanecido en el Hades el tiempo debido, de nuevo otro guía les conduce aquí, una vez transcurridos muchos y largos periodos de tiempo. Y no es ciertamente El Camino, como dice el Telefo, de Esquilo. Afirma éste que es simple el Camino que conduce al Hades; pero el tal Camino no se me muestra a mí ni simple, ni único, que en tal caso no habría necesidad de guías, pues no lo erraría nadie en ninguna dirección, por no haber más que uno. Antes bien, parece que tiene bifurcaciones y encrucijadas en gran número. Y lo digo tomando como indicios los sacrificios y los cultos de aquí. Así, pues, el alma comedida y sensata le sigue y no desconoce su presente situación, mientras que la que tiene un vehemente apego hacia el cuerpo, como dije anteriormente, y por mucho tiempo ha sentido impulsos hacia éste y el lugar visible, tras mucho resistirse y sufrir, a duras penas y a la fuerza se deja conducir por el genio a quien se le ha encomendado esto. Y una vez que llega a donde están las demás, el alma impura y que ha cometido un crimen tal como un homicidio injusto, u otros delitos de este tipo, que son hermanos de éstos y obra de almas hermanas, a ésa la rehuye todo el mundo y se aparta de ella, y nadie quiere ser ni su compañero de camino ni su guía, sino que anda errante, sumida en la mayor indigencia hasta que pasa cierto tiempo, transcurrido el cual es llevada por la necesidad a la residencia que le corresponde. Y, al contrario, el alma que ha pasado su vida pura y comedidamente alcanza como compañeros de viaje y guías a los dioses, y habita en el lugar que merece. [...] Así que, por todos estos motivos, debe mostrarse animoso con respecto de su propia alma todo hombre que durante su vida haya enviado a paseo los placeres y ornatos del cuerpo, en la idea de que eran para él algo ajeno, y en la convicción de que producen más mal que bien; todo hombre que se haya afanado, en cambio, en los placeres que versan sobre el aprender, y adornado su alma, no con galas ajenas, sino con las que le son propias: la moderación, la justicia, la valentía, la libertad, la verdad; y en tal disposición espera ponerse camino del Hades. Vosotros, ¡oh Simmias, Cebes y demás amigos!, os marcharéis después cada uno en un momento dado. [...] Si os descuidáis de vosotros mismos y no queréis vivir siguiendo, por decirlo así, las huellas de lo que ahora y en el pasado se ha dicho, por más que ahora hagáis muchas y vehementes promesas, no conseguiréis nada." - Aristocles, en "Fedón o del Alma".
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vuelve a mirar hacia arriba; por delante, una pared increíblemente escarpada, de nivel vertical, sin prácticamente salientes a los que agarrarse. Hay pocos, y están mohosos. Trata de iniciar un primer ascenso; y, cuando apenas ha logrado avanzar unos metros, se desata la Tempestad. El viento comienza a soplar enfurecido y 2222 se teme lo peor... Aún agarrándose con todas sus fuerzas... resbala.
El Esfuerzo. |
Afortunadamente, se halla a poca distancia del suelo y, si bien el impacto es fuerte, logra salir indemne. Tras el golpe, decide esperar a que la tempestad pase.
"Quien conoce la medida no tendrá fracasos. Quien sabe detenerse a tiempo evitará la aflicción. Y gracias a esto, podrá conocer al Tao Eterno y Primordial." - Tao Te Ching, Capítulo 44.
La Comprensión |
"Quien está aprendiendo, cada día aumenta sus conocimientos. Quien sirve a Tao, cada día diminuye sus deseos terrenales. Diminuyendo constantemente estos deseos, uno llega a la no-acción. ¡Sólo en la no-acción es posible aprender todos los misterios del Universo! Sin la no-acción, es imposible lograrlo." - Tao Te Ching, Capítulo 48.
La Razón. |
"Sólo la tranquilidad y la armonía asegurarán la comprensión correcta de todo lo que ocurre en el mundo." - Tao Te Ching, Capítulo 45.
"¡Y la ausencia de tranquilidad lleva a la pérdida del Soporte!" - Tao Te Ching, Capítulo 26.
"Las puertas desde el mundo material al mundo oculto se abren con la observancia de la tranquilidad. La comprensión de esta verdad surge con la no-acción." - Tao Te Ching, Capítulo 10.
La Indiferencia / Ecuanimidad. |
Así pues, 2222, débil, dolorido, con los dedos entumecidos, decide intentarlo una última vez: indiferente a los ataques de Mara, extinguiendo las nocivas formaciones mentales, mediante el apropiado contacto y esfuerzo, plenamente consciente de todo, centrando la atención en su verdadero objetivo, comprendiendo la grandeza de éste, percibiendo la ilusión de los sentidos, comprendiendo el sufrimiento y la penosidad de la existencia, consciente de la transitoriedad del deseo y de la oportunidad única que se le presenta, percibiendo el peligro del más mínimo error; es así como 2222 consigue superar, tras largos meses de ascenso, el tramo.
"La pasión terrenal debilita. La resolución inquebrantable llena de poder. La pasión terrenal mutila. La resolución inquebrantable eleva y fortalece la conciencia. La pasión terrenal esclaviza a su poseedor. La resolución inquebrantable hace al hombre libre. Lo desapasionado, suave y flexible conquista lo apasionado, duro y grosero." - Tao Te Ching, Capítulo 36.
A medida que avanza, éste se va allanando. Poco a poco la tempestad amaina y, finalmente, vuelve a surgir el Sol.
La Atención Consciente / Observancia.
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A medida que avanza, éste se va allanando. Poco a poco la tempestad amaina y, finalmente, vuelve a surgir el Sol.
"Aquel que entabla batalla con Mara, es derrotado" -se dice a sí mismo 2222-. "Aquel que le declara la guerra pone inevitablemente al Dios del Deseo en el centro de su Mandala. Estando Mara ocupando el centro del objetivo vital, en lugar de hacerlo el Nirvana, uno nunca llega a cumplir su objetivo. A Mara se le vence desplazándolo del Mandala, a Mara se le vence mediante la indiferencia. Aquel que no entabla batalla con él, gana la guerra."
"Así que, las batallas las ganan aquellos que las
evitaron." - Tao Te Ching, Capítulo 69.
"La ausencia de los deseos mundanos da la tranquilidad interior, y entonces el orden se establece alrededor." - Tao Te Ching, Capítulo 37.
"¡Habla menos y sé más sencillo! El viento fuerte no sopla toda la mañana; la lluvia intensa no dura todo el día. ¿De quién depende esto? Del cielo y de la tierra. El cielo y la tierra, aunque son grandes, no pueden engendrar nada eterno, mucho menos el hombre. Por eso es mejor servir al Tao Eterno." - Tao Te Ching, Capítulo 23.
Y ahora comprende el grave error cometido por Arouet y el resto de magistrados. Ellos declararon la guerra a Mara, razón por la cual nunca jamás lograrán vencerle. Visualizando únicamente al enemigo, jamás lograrán percibir la meta.
El Mandala. |
"La ausencia de los deseos mundanos da la tranquilidad interior, y entonces el orden se establece alrededor." - Tao Te Ching, Capítulo 37.
"¡Habla menos y sé más sencillo! El viento fuerte no sopla toda la mañana; la lluvia intensa no dura todo el día. ¿De quién depende esto? Del cielo y de la tierra. El cielo y la tierra, aunque son grandes, no pueden engendrar nada eterno, mucho menos el hombre. Por eso es mejor servir al Tao Eterno." - Tao Te Ching, Capítulo 23.
Y ahora comprende el grave error cometido por Arouet y el resto de magistrados. Ellos declararon la guerra a Mara, razón por la cual nunca jamás lograrán vencerle. Visualizando únicamente al enemigo, jamás lograrán percibir la meta.
"Sólo yo estoy tranquilo y no me expongo a la vista de todo el mundo. Soy semejante a un niño que no ha nacido en este mundo de vanidad. Todas las personas están cautivadas por los deseos mundanos. Y sólo yo me negué a todo lo que ellas valoran. Soy indiferente a esto. Todas las personas viven en su egocentrismo. Y sólo yo escogí liberarme de éste. Estoy fluyendo como una Corriente de la Conciencia en la Inmensidad y no sé cuándo me detendré. ¡Yo —en mi Esencia— estoy conociendo a Tao! ¡Oh, es tan sutil! Me distingue de los demás el valorar a Aquél que creó todas nuestras vidas." - Tao Te Ching, Capítulo 20.
El Origen Dependiente. Extinguiendo el origen del deseo, se logra extinguir el deseo. |
Permanentemente atento, bloqueando las formaciones mentales, prosigue ecuánime su camino cuando el mal acecha.
"Desde tiempos inmemoriales, aquellos que eran aptos para la Iluminación espiritual conocían los escalones pequeños y grandes, ocultos y difíciles de este Camino. No era fácil reconocer a tales adeptos. Permítanme describir su imagen a grandes rasgos: eran cautos, como si cruzaran una corriente en el invierno; eran circunspectos porque se cuidaban de los extraños; eran siempre prontos a obrar porque sabían el carácter temporal de su estancia en la Tierra; eran vigilantes, como si caminaran sobre el hielo que está derritiéndose; eran sencillos y no rebuscados; eran vastos como un valle; eran inaccesibles para las miradas ociosas. Eran aquellos que sabían, manteniendo la tranquilidad, transformar lo sucio en puro. Eran aquellos que contribuían a la evolución de la Vida. Ellos veneraban a Tao y se satisfacían con poco en el mundo de la materia. Sin desear mucho, se limitaban a lo que tenían y no buscaban más." - Tao Te Ching, Capítulo 15.
En lo alto puede verse un templete; grandes columnas de mármol estilo grecoromano dispuestas en círculos sostienen un bello tejado de forma cónica. Entre dos de las columnas, un hombre asoma la cabeza y aguarda pacientemente, con la mirada fija, a su llegada.
La Cima. |
Libro IV
Las Regiones.
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A su lado, se encuentra sentado un hombre, de nombre Bernard Wells. Desde hace tiempo habita en aquel magnífico lugar y contempla con entusiasmo la luminosidad del astro que lo rige todo. Lo observa con gran admiración, minuto tras minuto, día tras día, año tras año... Pero nunca jamás ha alcanzado a tocarlo.
-2222: No era cierto lo que se decía.
-Wells: Como muchas otras cosas, bien lo sabes. ¿Pero acaso no es magnífica la luz del Sol? No te parece esplendorosa su brillantez? Y no crees que, después de todo, no es de sentido común que el Sol no pueda tocarse desde la cima de esta montaña?
-2222: de sentido común. Solo era una ilusión, una ilusión razonable vista desde abajo.
Con los ojos vidriosos y gran ímpetu, Bernard Wells prosigue:
"El Sol se haya a millones de kilómetros de distancia desde donde nos encontramos. Alcanzarlo parecería cosa de dioses. Toda la distancia que has recorrido durante estos dos últimos años, no es nada en comparación con lo que nos separa de la superficie del Sol. Todas las dificultades y penurias que has pasado para llegar hasta aquí son insignificantes en comparación con la dificultad que supone alcanzar el Sol. Y esta, precisamente esta dificultad, es la que hace de este templete un lugar tan asombroso. ¿No te parece? ¿Qué clase de emoción habría si el Sol pudiera alcanzarse tan fácilmente?"
-2222: Supongo que ninguna.
-Wells: Tan grande como el vacío que nos separa de este anciano de fuego, es la emoción que yo siento al ver lo que nosotros, como especie, tenemos por delante: bendito sea el misterio, que nos permite avanzar. ¿Cómo podríamos obtener conocimiento si no existiera el misterio? ¿Qué nos impulsaría entonces a aprender? ¿No es el misterio precisamente el que te impulsó a ti en particular a emprender este viaje hacia lo más alto, hacia la cima del monte Olímpo? ¿Y no es a la vez este misterio terrorífico y apasionante?
La naturaleza en sí es un misterio, un misterio que nos pone a prueba y que nosotros debemos tratar de resolver. Infinitos recursos, infinitas posibilidades, ha puesto el Universo a nuestra disposición; poder. Poder y conocimiento. ¿Qué hay más importante que el poder y el conocimiento en esta vida? ¿Es que puede haber algo más allá de eso? Y si así fuera, no nos queda otra que tratar de descubrirlo; y nuestra única opción es hacerlo a través de la obtención de mayor poder y mayor conocimiento. ¿A caso crees que terminará el viaje cuando logremos caminar sobre la superficie del Sol y estirar de sus mechones de fuego? ¿En serio piensas que eso nos contentaría?
-2222: Siempre habrá una estrella más lejana que alcanzar. El viaje nunca terminará, pues el Universo es infinito.
-Wells: Infinito, como nuestras posibilidades. Infinito como el poder y el conocimiento.
"Infinito como la ignorancia", piensa 2222. 2222 ha permanecido en silencio durante prácticamente todo el discurso de Wells. Atento y, sí, ciertamente contagiado por las emociones ante la gran cantidad de puertas que se han abierto ante sus ojos.
"¡Tao es Grande y no tiene iguales o similares! ¡Se encuentra en tal profundidad y es tan sutil que es imposible asirlo u obligarlo a hacer algo!" - Tao Te Ching, Capítulo 67.
Pero, aún así, todavía hay algo que no acaba de cuadrar. ¿El qué?
"¡Tao es Grande y no tiene iguales o similares! ¡Se encuentra en tal profundidad y es tan sutil que es imposible asirlo u obligarlo a hacer algo!" - Tao Te Ching, Capítulo 67.
Pero, aún así, todavía hay algo que no acaba de cuadrar. ¿El qué?
-2222: No te parece, aún así, algo decepcionante el saber que nunca podremos conocerlo todo?
- Wells: querido 2222, puedo ver esta decepción en tu mirada. ¿Es que no has entendido nada de lo que te he dicho? Es precisamente eso, el que no podamos conocerlo todo, nuestro motor. Es lo que hace de la vida y el Universo algo verdaderamente apasionante y bello. Es la magia del Universo, es la poesía de la realidad.
-2222: Entiendo. Entiendo perfectamente. Es por eso que ocurre todo lo que ocurre. Y esto, en última instancia, es el verdadero motivo detrás de la caverna, de su reforma, de la ciudadela...
-Wells: Sí, así es... El verdadero motor de la sociedad... son nuestros anhelos, nuestras ideas... las ideas de los dirigentes... sus disputas por ponerlas en práctica.
El Progreso. |
-2222: ¿Y qué somos nosotros, entonces, dentro de este "Gran Plan Humano Hacia el Infinito"?
- Wells: ¿Qué es una célula dentro del organismo humano? Es una unidad indispensable, increíblemente compleja, sorprendente, digna de admiración... Pero, ¿Qué es en comparación con el ser humano? Lo verdaderamente increíble, ¿No es el producto de todo el conjunto de células a la vez, coordinándose y trabajando juntas unas con otras para que nosotros podamos existir? ¿Y qué son las mitocondrias, los ribosomas o el ADN en comparación con las células? ¿Y los tejidos en comparación con los órganos, y éstos a su vez con los aparatos y sistemas de nuestro organismo?
El ser humano está sobrevalorado. No somos lo realmente importante, no somos nosotros lo más impresionante; lo más valioso y sorprendente es el resultado de nuestro trabajo y esfuerzo como especie. Pero incluso, de hecho, ni siquiera la especie es importante. ¿Crees en serio que este cuerpo, este caparazón, tendrá realmente algún valor cuando desarrollemos formas de existencia más avanzadas? ¿Qué necesidad tendremos de ser humanos cuando podríamos presentarnos de múltiples formas, todas ellas verdaderamente capaces e invulnerables? Somos información, somos datos... Y el ser humano solo es una forma muy poco eficiente de organizar dichos datos... ¿Para qué queremos este cuerpo si para poder avanzar en nuestras ideas lo único que necesitamos realmente es la mente?¿Qué necesidad tenemos de encontrarnos atrapados en esta masa de carne, sangre y huesos, dependiendo de la comida, el sueño, la salud y el envejecimiento cuando podríamos estar libres de ellos?
-2222: La vida de una persona, entonces, ¿No vale nada?
- Wells: Solo en la medida en la que contribuye al avance de nuestra especie. Nada más, ni nada menos. Como individuos somos prescindibles, incluido yo.
Ante la visible falta de entusiasmo de 2222, el ánimo de Wells ha ido decayendo durante la conversación, hasta prácticamente apagarse. De este modo, se da por concluida, y llega la noche. Despierto en la oscuridad, 2222 piensa:
"Me hallo en la cima de la montaña. He tardado siete años en alcanzarla. Todo tipo de penurias y esfuerzos. Más cerca que nunca de la luz del Sol. En el punto más álgido de la Tierra, en el punto más elevado de los cielos y, aún así, no soy libre. Era una ilusión más."
Perverso en la Ignorancia. |
"Mirando a la mayoría de las personas, se puede pensar que están constantemente hambrientas. Es que se preocupan todo el tiempo por acumular y multiplicar sus reservas. ¡Y no pueden detenerse en esto! ¡Y en los asuntos, se preocupan sólo por su propia ganancia, a cualquier precio! Ellas no quieren comprender los principios de la vida sugeridos por Tao, principios del amor, de cuidar a los demás y de la no-acción. Estas personas viven sin mirar hacia Tao, ignorándolo y malgastando su fuerza vital en las cosas sin valor verdadero. Ellas tienen el «amor por la vida» demasiado fuerte y, por lo tanto, mueren muy temprano. Por el contrario, aquel que menosprecia su vida terrenal a causa del bien universal aumenta su valor para Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 75.
"Algunos ansían gobernar el mundo entero y se esfuerzan por lograrlo. ¡Pero yo no veo para esto ninguna posibilidad! ¡Pues, el mundo es un recipiente de Tao maravilloso e invulnerable! ¡Y a Tao no es posible gobernarlo! ¡Quien, a pesar de todo, intentará hacerlo, con seguridad fracasará! Cada uno tiene dos opciones: oponerse al flujo armonioso de la existencia o seguirlo. Los primeros lucharán, perderán sus fuerzas y luego llorarán y se debilitarán; los segundos florecerán en la armonía, respirarán a todo pulmón y se fortalecerán. La persona sabia no ambiciona el poder y evita la opulencia, el lujo y la prodigalidad." - Tao Te Ching, Capítulo 29.
"Por eso la persona sabia se aparta de la vanidad y deja que todos los acontecimientos ocurran sin su participación directa." - Tao Te Ching, Capítulo 57.
2222 ahora recuerda a Charles de Arouet y Casaleggio, el hombre que le guió por Amaurota. Sin él, jamás
hubiera podido alcanzar la cima....Y siente una gran aprensión. De corazón puro y mente nublada.... Perverso en la ignorancia. En su afán por hacer un gran bien, ¡Qué gran mal estaba haciendo! En su afán de extinguir el sufrimiento del mundo, ¡Cuánto sufrimiento estaba causando! Un camino repleto de incoherencias, pues no hay coherencia donde no hay verdad, ¡Pues no hay verdad donde no hay Sabiduría!
hubiera podido alcanzar la cima....Y siente una gran aprensión. De corazón puro y mente nublada.... Perverso en la ignorancia. En su afán por hacer un gran bien, ¡Qué gran mal estaba haciendo! En su afán de extinguir el sufrimiento del mundo, ¡Cuánto sufrimiento estaba causando! Un camino repleto de incoherencias, pues no hay coherencia donde no hay verdad, ¡Pues no hay verdad donde no hay Sabiduría!
"Si en el país han negado al Gran Tao, se comienzan conversaciones sobre «humanismo», sobre «justicia»… ¡Pero en esta situación tales conversaciones no son nada más que una gran hipocresía!" - Tao Te Ching, Capítulo 18.
"Por el contrario, cuando los gobernantes terrenales actúan con excitación y agresividad, las personas empiezan a sufrir. Entonces en lugar del bienestar, sobrevienen las desgracias y calamidades. Y la gente se pone a pensar, a buscar la salida, y algunos la encuentran llegando a la no-acción y sumergiéndose en la Luz del Tao Infinito. A fin de cuentas, la suerte y la felicidad nacen de la aflicción. [...] La persona sabia, en cambio, es siempre tranquila, suave, cariñosa y justa. Ella no quiere tomar nada de otros. Es desinteresada y no le hace daño a nadie con nada. Es veraz y vive en armonía con Tao, con la naturaleza y con todos los demás. Es luminosa, mas no brilla." - Tao Te Ching, Capítulo 58.
Y ahora, 2222, todavía comprende más allá:
Todo, absolutamente todo, está determinado. Se trata de un increíble sistema de deseos a través del cual Mara gobierna sobre la gente y el mundo dirigiendo el transcurso de la Humanidad. Todos en él son sus esclavos. Un macabro sistema de ilusiones que mantiene a sus súbditos de rodillas por el resto de la eternidad; eternidad que es infinitud de tiempo. Tiempo infinito, como infinita es la adquisición de poder y conocimiento. Reyes y plebeyos, hombres grandes y pequeños, ricos y pobres, poderosos e impotentes... En el Reino del Delirio, todos son delirantes; corriendo dentro de una rueda, ¡Creen estar recorriendo el Universo!
"Quien ve sólo cinco colores en el mundo es parecido a un ciego. Quien oye sólo los sonidos del mundo material es parecido a un sordo. Quien, comiendo, percibe solamente el sabor de la comida material se engaña. Quien, obsesionado por las ganancias, corre a toda prisa es demente. Persiguiendo tesoros y adornos, actúas en tu propio detrimento. En cambio, los esfuerzos de la persona sabia se concentran en tener suficiente comida, y no en tener muchas cosas. Y ella, contentándose con poco en el mundo de la materia, escoge lo Primordial." - Tao Te Ching, Capítulo 12.
"Quien ve sólo cinco colores en el mundo es parecido a un ciego. Quien oye sólo los sonidos del mundo material es parecido a un sordo. Quien, comiendo, percibe solamente el sabor de la comida material se engaña. Quien, obsesionado por las ganancias, corre a toda prisa es demente. Persiguiendo tesoros y adornos, actúas en tu propio detrimento. En cambio, los esfuerzos de la persona sabia se concentran en tener suficiente comida, y no en tener muchas cosas. Y ella, contentándose con poco en el mundo de la materia, escoge lo Primordial." - Tao Te Ching, Capítulo 12.
El Chi / Energía. |
Instante. |
Espacio-Tiempo / Ilusión. |
Y determinado como el resto del Universo, pues, se ha de hallar el Yo.
"Pero si el pensamiento es una ilusión" -piensa 2222- "¿Quién soy Yo? ¿Qué es el Yo?"
Relación Causa-Efecto. |
"El asceta errante Vacchagotta preguntó al Bienaventurado:
[15]"Pero, entonces, ¿sostiene el maestro Gotama punto de vista especulativo alguno?”.
“Vaccha, ’especulativo punto de vista’ es algo de lo cual el Tathagata apartó la vista. Lo que el Tathagata ve es esto: ‘Así es la forma, así es su origen, así es su desaparición; así es la sensación, así es su origen, así es su desaparición: así es la percepción, así es su origen, así es su desaparición; así son las formaciones [volitivas], así es su origen, así es su desaparición; así es la conciencia, así es su origen, así es su desaparición’. Es por eso, digo yo, que el Tathagata —con la destrucción, con la disminución, con el cese, con la renuncia a todas las consideraciones, a todas las ponderaciones, a todo lo “hecho-yo”, a todo lo “hecho-mío”, a toda la obsesión de vanidad― está liberado a través de la ausencia del apego”.
[16] “Pero, maestro Gotama, cuando la mente del monje es liberada de esta manera, ¿dónde reaparece [después de la muerte]?”.
“El término ‘reaparecer’ no se aplica en este caso, Vaccha”.
“Entonces, ¿él no reaparece, maestro Gotama?”.
“El término ‘no reaparecer’ no se aplica en este caso, Vaccha”.
“Entonces, ¿él reaparece y no reaparece, maestro Gotama?”.
“El término ‘reaparecer y no reaparecer’ no se aplica en este caso, Vaccha”.
“Entonces, ¿él ni reaparece ni no reaparece, maestro Gotama?”.
“El término ‘ni reaparecer ni no reaparecer’ no se aplica en este caso, Vaccha”.
[17] “¿Cómo es posible esto, que cada vez que se pregunta al maestro Gotama sobre si el monje reaparece, responde: ‘El término «reaparecer» no se aplica en este caso, Vaccha’... preguntado sobre si el monje no reaparece... preguntado sobre si el monje reaparece y no reaparece... preguntado sobre si el monje ni reaparece ni no reaparece, responde: ‘El término «ni reaparecer ni no reaparecer» no se aplica en este caso, Vaccha’. Al punto que estoy perplejo y confundido. Y si tuve alguna pizca de claridad proveniente de la conversación previa, la misma se disipó por completo ahora”.
[18] “Es natural que estés perplejo y confundido, Vaccha, porque este Dhamma es profundo, difícil de ver y difícil de entender. Pero es pacífico y sublime, e imposible de ser aprehendido por mero razonamiento, y sólo puede ser percibido por el sabio. Es difícil entenderlo para los que sostienen otros puntos de vista, siguen otras prácticas, buscan otras satisfacciones, persiguen otros objetivos y escuchan a otros maestros. Voy a preguntarte algo, Vaccha, respóndeme de acuerdo a tu parecer.
[19] “Si el fuego estuviera ardiendo delante de ti, Vaccha, ¿podrías saber: ‘He aquí, el fuego está ardiendo frente de mí’?”.
“Ciertamente sí, maestro Gotama”.
“¿Y si alguien te preguntara, Vaccha: ‘¿De qué depende el ardor de este fuego que está ardiendo frente de ti?’, qué le responderías?”.
“Siendo preguntado de esta manera, maestro Gotama, respondería esto: ‘El ardor de este fuego que está ardiendo delante de mí, depende del pasto y de la madera”.
“Y si el fuego se estuviera extinguiendo delante de ti, Vaccha, ¿podrías saber: ‘He aquí, el fuego se está extinguiendo delante de mí’?”.
“Ciertamente sí, maestro Gotama".
“Y si alguien te preguntara, Vaccha: ‘Cuando este fuego se estaba extinguiendo delante de ti, ¿en qué dirección se ha ido: al este, al oeste, al norte o al sur?’, qué le responderías?”.
“Esto no se aplica en este caso, maestro Gotama. El fuego ardió dependiendo del combustible del pasto y de la madera. Cuando éstos se consumen y no se encuentra más combustible, siendo sin combustible este fuego, se lo cuenta como extinguido”.
[20] “Así también, Vaccha, el Tathagata ha abandonado cualquier forma material por la cual alguien, que quisiera describirlo, podría hacerlo. Él ha destruido las raíces, hizo con ellas como si fueran trozos de una palmera desraizada, carente de las condiciones de la existencia no está destinado a futuros surgimientos. Liberado de las clasificaciones de las formas, Vaccha, el Tathagata es profundo, ilimitado e incomprensible como el Océano. El término ‘reaparecer’ no se aplica a él; el término ‘no reaparecer’ no se aplica a él; el término ‘tanto reaparecer como no reaparecer’ no se aplica a él; el término ‘ni reaparecer ni no reaparecer’ no se aplica a él.
“Así también, Vaccha, el Tathagata ha abandonado cualquier sensación… ha abandonado cualquier percepción… ha abandonado cualquier formación [volitiva]… Así también, Vaccha, el Tathagata ha abandonado cualquier conciencia por la cual alguien que quisiera describirlo, podría hacerlo. Él ha destruido las raíces, hizo con ellas como si fueran trozos de una palmera desraizada, carente de las condiciones de la existencia no está destinado a futuros surgimientos. Liberado de las clasificaciones de las formas, Vaccha, el Tathagata es profundo, ilimitado e incomprensible como el Océano. El término ‘reaparecer’ no se aplica a él; el término ‘no reaparecer’ no se aplica a él; el término ‘tanto reaparecer como no reaparecer’ no se aplica a él; el término ‘ni reaparecer ni no reaparecer’ no se aplica a él”.
(Del MN 72: Aggivacchagotta Sutta)
El Despertar. |
Su cuerpo y su apariencia física, totalmente determinados por los genes y el ambiente. Su forma de ser y su personalidad, totalmente determinada por los genes y el ambiente. Su forma de comportarse y su proceder, totalmente determinados por la personalidad y el ambiente. Sus pensamientos y procesos mentales, absolutamente determinados por la biología y el ambiente.
"No logro, amigos, convencer a Critón de que soy ese Sócrates que conversa ahora con vosotros y que ordena cada cosa que se dice, sino que cree que soy aquel que será cadáver dentro de un rato, y me pregunta por eso cómo debe hacer mi sepelio. Y el que yo desde hace rato esté dando muchas razones para probar que, en cuanto beba el veneno, ya no permaneceré con vosotros, sino que me iré hacia una felicidad propia de bienaventurados, parécele vano empeño y que lo hago para consolaros a vosotros al tiempo que a mí mismo. Así que -agregó- salidme fiadores ante Critón, pero de la fianza contraria a la que éste presentó ante los jueces. Pues éste garantizó que yo permanecería. Vosotros garantizad que no permaneceré una vez que muera, sino que me marcharé, para que así Critón lo soporte mejor, y al ver quemar o enterrar mi cuerpo no se irrite como si yo estuviera padeciendo cosas terribles, ni diga durante el funeral que expone, lleva a enterrar o está enterrando a Sócrates."
Y así, comprendiendo la determinación del Yo, el malestar y la irritación generados como reacción a las necedades de su entorno, desparecen de forma definitiva.
"Quien se entrega a los excesos en la comida, quien hace cosas sin sentido, quien se irrita por todo y siente repugnancia hacia todo no hallará la paz. Mirando desde Tao, se ve que todo esto es provocado por deseos viciosos. Todo esto es un comportamiento absurdo. A tales personas todos les dan la espalda. Pero aquel que busca la Unión con Tao no hace ninguna de las cosas mencionadas." - Tao Te Ching, Capítulo 24.
"Quien se entrega a los excesos en la comida, quien hace cosas sin sentido, quien se irrita por todo y siente repugnancia hacia todo no hallará la paz. Mirando desde Tao, se ve que todo esto es provocado por deseos viciosos. Todo esto es un comportamiento absurdo. A tales personas todos les dan la espalda. Pero aquel que busca la Unión con Tao no hace ninguna de las cosas mencionadas." - Tao Te Ching, Capítulo 24.
"Si todo está escrito, -Se dice a sí mismo 2222- ¿dónde queda la libertad? ¿Qué clase de libertad puede haber cuando uno ni siquiera existe? ¿Y si no hubiera libertad, qué sentido tendría el viaje? ¿Qué sentido tendría anhelar la libertad si la libertad fuera un concepto vacío? ¿Por qué surgiría un concepto así entonces?"
Pero los motivos que le obligaron a emprender la marcha, piensa 2222, aún siendo ilusorios, son decididamente verdaderos. El aparato de deseos que gobierna a sus compañeros, en él inhibido, es decididamente real. Por alguna razón, "él", a diferencia de los demás, es capaz de desentrañar la realidad. Y por alguna razón aún más extraña, la realidad y la verdad solo se revelan a aquellos que trabajan arduamente en la extinción de sus deseos. ¿Cómo podría darse este último hecho, si no fuera porque la libertad realmente existe? Tan cierto como que el mal es inherente a la ignorancia y la ignorancia a los deseos. Sí, es evidente, y ahora empieza a encajar todo para 2222. Todo está escrito; su futuro, también.Y, al mismo tiempo, el destino no existe.
"Tao y Te no obligan a nadie, sino que les dan a todos los seres la posibilidad de desarrollarse naturalmente según el libre albedrío de cada uno." - Tao Te Ching, Capítulo 51.
El Programa Vital. Un Destino Universal Común, Infinitos Destinos para cada Esencia. |
El Todo es infinito; infinitas son sus posibilidades. Infinitos futuros escritos para cada ser, un único destino para todo el Universo. ¿Quién soy Yo? Si Yo no existo, ¿cómo puedo comprender? Yo no existo, por lo tanto, ¿Qué es lo que comprende? Es la Esencia.
"¡Creo un vacío completo en mí y alcanzo la tranquilidad total! ¡Que todo a mi alrededor se mueva por sí mismo! ¡Que todos a mi alrededor florezcan espiritualmente y avancen hacia el conocimiento de su verdadera Esencia! Aquellos que llegan a conocer su verdadera Esencia obtienen la tranquilidad completa. Esto significa que han alcanzado la Morada común de Todos Los Perfectos. La Existencia en esta Morada debe llegar a ser permanente. Quien ha logrado tal permanencia se llama Iluminado, Perfecto, Conocedor de la Sabiduría Suprema. Aquellos que han alcanzado esta Morada representan al Unido Nosotros, el Gobernante Supremo. Esta Morada también se llama Cielo. Esta es la Morada del Tao Eterno. Tao es incorpóreo y nadie puede asirlo. Por lo tanto, es invulnerable." - Tao Te Ching, Capítulo 16.
Una Esencia anclada al mundo material, al Reino de la Ilusión. ¿Qué ancla la Esencia al mundo material? Su deseo por el mundo material. ¿Qué aleja a la Esencia de dicho mundo? La extinción del deseo. ¿Qué acerca a la Esencia a la Verdad? Su alejamiento del mundo material: la Muerte.
"¡Creo un vacío completo en mí y alcanzo la tranquilidad total! ¡Que todo a mi alrededor se mueva por sí mismo! ¡Que todos a mi alrededor florezcan espiritualmente y avancen hacia el conocimiento de su verdadera Esencia! Aquellos que llegan a conocer su verdadera Esencia obtienen la tranquilidad completa. Esto significa que han alcanzado la Morada común de Todos Los Perfectos. La Existencia en esta Morada debe llegar a ser permanente. Quien ha logrado tal permanencia se llama Iluminado, Perfecto, Conocedor de la Sabiduría Suprema. Aquellos que han alcanzado esta Morada representan al Unido Nosotros, el Gobernante Supremo. Esta Morada también se llama Cielo. Esta es la Morada del Tao Eterno. Tao es incorpóreo y nadie puede asirlo. Por lo tanto, es invulnerable." - Tao Te Ching, Capítulo 16.
Muerto en Vida. |
-Es muy posible, en efecto, que pase inadvertido a los demás que cuantos se dedican por ventura a la filosofía en el recto sentido de la palabra no practican otra cosa que el morir y el estar muertos. Y si esto es verdad, sería sin duda un absurdo el que durante toda su vida no pusieran su celo en otra cosa sino ésta, y el que, una vez llegada, se irritasen con aquello que desde tiempo atrás anhelaban y practicaban.
Entonces Simmias, echándose a reír, exclamó:
-¡Por Zeus!, Sócrates, a pesar de que hace un momento no tenía en absoluto ganas de reírme, me has obligado a ello. Pues creo que si el vulgo hubiera oído decir eso mismo, lo hubiera estimado muy bien dicho respecto de los que se dedican a la filosofía. Y con el vulgo estarían de completo acuerdo nuestros compatriotas en que verdaderamente los que filosofan están moribundos. Y dirían, además, que a ellos no se les escapa que son dignos de padecer tal suerte.
-Y dirían la verdad, Simmias, salvo en lo de que a ellos no se les escapa eso. Porque, efectivamente, les pasa inadvertido de qué modo están moribundos, en qué sentido merecen la muerte y qué clase de muerte merecen los que son filósofos de verdad. Hablemos, pues, entre nosotros mismos -añadió-, y mandemos a aquéllos a paseo. ¿Creemos que es algo la muerte?
-Sin duda alguna- le replicó Simmias.
-¿Y que no es otra cosa que la separación del alma y del cuerpo? ¿Y que el estar muerto consiste en que el cuerpo, una vez separado del alma, queda a un lado solo de sí mismo, y el alma a otro, separada del cuerpo, y sola en sí misma? ¿Es acaso, la muerte otra cosa que eso?
- No -respondió-; es eso.
- En tal caso, [...] ¿Te parece a ti propio del filósofo el interesarse por los llamados placeres de la índole, por ejemplo, de los de la comida y la bebida?
-De ningún modo, Sócrates -respondió Simmias.
-¿Y de los placeres del amor?
-Tampoco. [...]
-¿Y no te parece -prosiguió- que, en su totalidad, la ocupación de un hombre semejante no versa sobre el cuerpo sino, al contrario, en estar separado lo más posible de él y en aplicarse al alma?
-A mí, sí.
-¿Y, que en primer lugar, no está claro en tal conducta que el filósofo desliga el alma de su comercio con el cuerpo lo más posible y con gran diferencia sobre los demás hombres?
-Resulta evidente.
-Y, sin duda, Simmias, parécele al vulgo que la vida de aquel que no considera agradable ninguna de dichas cosas, ni toma parte en ellas, no merece la pena, y que es algo cercano a la muerte a lo que tiende quien no se cuida en nada de los placeres corporales.
-Es enteramente cierto lo que dices.
-¿Y qué decir sobre la adquisición misma de la Sabiduría? ¿Es o no un obstáculo el cuerpo, si se le toma como compañero en la investigación? Y te pongo por ejemplo lo siguiente: ¿ofrecen acaso a los hombres alguna garantía de verdad la vista y el oído, o viene a suceder lo que los poetas nos están repitiendo siempre, que no oímos ni vemos nada con exactitud? Y si entre los sentidos corporales éstos no son exactos ni dignos de crédito, difícilmente lo serán los demás, puesto que son inferiores a ellos. ¿No te parece así?
-Así, por completo -dijo.
-Entonces -replicó Sócrates- ¿cuándo alcanza el alma la Verdad? Pues siempre que intenta examinar algo juntamente con el cuerpo, está claro que es engañada por él.
-Dices verdad.
-Y no es al reflexionar cuando, más que en ninguna otra ocasión, se le muestra con evidencia alguna realidad?
-Sí.
-E, indudablemente, la ocasión en que reflexiona mejor es cuando no la perturba ninguna de esas cosas, ni el oído ni la vista, ni dolor, ni placer alguno, sino que, mandando a paseo el cuerpo, se queda en lo posible sola consigo misma y, sin tener en lo que puede comercio alguno ni contacto con él, aspira a alcanzar la Realidad.
-Así es.
-¿Y no siente en este momento el alma del filósofo un supremo desdén por el cuerpo, y se escapa de él, y busca quedarse a solas consigo misma?
-Tal parece. [...]
-Es una verdad grandísima lo que dices, Sócrates -replicó Simmias.
-Pues bien -continuó Sócrates-: después de todas estas consideraciones, por necesidad se forma en los que son genuinamente filósofos una creencia tal, que les hace decirse mutuamente algo así como esto: "Tal vez haya una especie de Sendero que nos lleve a término, porque mientras tengamos el cuerpo y esté nuestra alma mezclada con semejante mal, jamás alcanzaremos de manera suficiente lo que deseamos. Y decimos que lo que deseamos es la Verdad. En efecto, son un sinfín de preocupaciones que nos procura el cuerpo por culpa de su necesaria alimentación; y encima, si nos ataca alguna enfermedad, nos impide la caza de la Verdad. Nos llena de amores, de deseos, de temores, de imágenes de todas clases, de un montón de naderías, de tal manera que, como se dice, por culpa suya no nos es posible tener nunca un pensamiento sensato. Guerras, revoluciones y luchas nadie las causa sino el cuerpo y sus deseos, pues es por la adquisición de riquezas por lo que se originan todas las guerras, y a adquirir riquezas nos vemos obligados por el cuerpo, porque somos esclavos de sus cuidados: y de ahí que por todas estas causas no tengamos tiempo para dedicarlo a la filosofía. Y lo peor de todo es que, si nos queda algún tiempo libre de su cuidado y nos dedicamos a reflexionar sobre algo, inesperadamente se presenta en todas partes en nuestras investigaciones y nos alborota, nos perturba y nos deja perplejos, de tal manera que por su culpa no podemos contemplar la Verdad. Por el contrario, nos queda verdaderamente demostrado que, si alguna vez, hemos de saber algo en puridad, tenemos que desembarazarnos de él y contemplar tan sólo con el alma las cosas en sí mismas. Entonces, según parece, tendremos aquello que deseamos y de lo que nos declaramos enamorados, la Sabiduría; tan sólo entonces, una vez muertos, según indica el razonamiento, y no en vida. [...] Y mientras estemos en vida, más cerca estaremos del conocer, según me parece, si en todo lo posible no tenemos ningún trato ni comercio con el cuerpo, salvo en lo que sea de toda necesidad, ni nos contaminamos de su naturaleza, manteniéndonos puros de su contacto, hasta que la Divinidad nos libre de él. De esta manera, purificados y desembarazados de la insensatez del cuerpo, estaremos, como es natural, entre gentes semejantes a nosotros y conoceremos por nosotros mismos todo lo que es puro; y esto tal vez sea lo verdadero. Pues al que no es puro es de temer que esté vedado el alcanzar lo puro." He aquí, ¡oh Simmias!, lo que necesariamente pensarán y se dirán unos a otros todos lo que son amantes de aprender en el recto sentido de la palabra. ¿No te parece a ti así?
- Enteramente Sócrates. [...]
-¿Y la purificación no es, por ventura, lo que en la tradición se viene diciendo desde antiguo, el separar el alma lo más posible del cuerpo y el acostumbrarla a concentrarse y a recogerse en sí misma, retirándose de todas las partes del cuerpo y viviendo en lo posible, tanto en el presente como en el después, sola en sí misma, desligada del cuerpo como de una atadura?
-Así es, en efecto -dijo.
-¿Y no se da el nombre de muerte a eso precisamente, su desligamiento y separación del alma con el cuerpo?
-Sin duda alguna -respondió Simmias.
-Pero el desligar el alma, según afirmamos, es la aspiración suma, constante y propia tan sólo de los que filosofan en el recto sentido de la palabra; y la ocupación de los filósofos estriba precisamente en eso mismo, en el desligamiento y separación del alma y del cuerpo. ¿Sí o no?
-Así parece.
-¿Y no sería ridículo, como dije al principio, que un hombre que se ha preparado durante su vida a vivir en el estado lo más cercano posible al de la muerte, se irrite luego cuando le llega ésta?
-Sería ridículo. ¡Cómo no!
-Luego, en realidad, Simmias -replicó Sócrates-, los que filosofan en el recto sentido de la palabra se ejercitan en el morir, y son los hombres a quienes resulta menos temeroso estar muertos. [...]
-Sí, ¡Por Zeus! -dijo Simmias-, un gran absurdo. [...]
-En efecto -siguió Sócrates-, pues si quieres considerar la valentía y la moderación de los demás, te parecerá que es extraña.
-En qué sentido, ¿Sócrates?
-¿No sabes -prosiguió- que todos los demás consideran a la muerte como uno de los grandes males?
-Lo sé, y muy bien -dijo.
-¿Y cuando afrontan la muerte los que entre ellos son valientes, no la afrontan por miedo a mayores males?
-Así es.
-Luego el tener miedo y el temor es lo que hace valientes a todos, salvo a los filósofos; y eso que es ilógico que se sea valiente por temor y cobardía.
-Completamente.
-¿Y qué hemos de decir de los que entre ellos son moderados? ¿No les ocurre lo mismo? ¿No es por una cierta intemperancia por lo que son moderados? [...]
-Así parece.
- [...] Por el contrario, la verdadera Realidad tal vez sea la purificación de todas las cosas de este tipo, y asimismo la moderación, la justicia, la valentía y la misma Sabiduría, un medio de purificación. Igualmente, es muy posible que quienes nos instituyeron los misterios no hayan sido hombres mediocres, y que, al contrario, hayan estado en lo cierto al decir desde antiguo, de un modo enigmático, que quien llega profano u sin iniciar al Hades yacerá en el fango, mientras que el que allí llega purificado e iniciado habitará con los dioses. Pues son, al decir de los que presiden las iniciaciones "muchos los portatirsos, pero pocos los bacantes". Y éstos, en mi opinión, no son otros que los que se han dedicado a la filosofía en el recto sentido de la palabra. Por llegar yo también a ser uno de ellos, no omitía en lo posible cuanto estuvo de mi parte a lo largo de mi vida, sino que me afané de todo corazón. Si mi afán fue el que la cosa merecía y he tenido éxito, al llegar allí sabré, si Dios quiere, la exacta Verdad dentro de un rato, según creo. Tal es, oh Simmias y Cebes! -dijo-, la defensa que yo hago para demostrar que es natural que no me duela ni me irrite al abandonaros a vosotros ni a mis amos de aquí, puesto que pienso que he de encontrarme allí, no menos que aquí, con buenos amos y compañeros. Así que, si en mi defensa os resulta a vosotros más convincente que a los jueces de Atenas, me doy por satisfecho." - Aristocles, en "Fedón o del Alma".
"Aquellos que han aprendido la verdadera vida, caminando por la tierra, no tienen miedo de rinocerontes ni de tigres y, entrando en una batalla, no tienen miedo de los soldados armados. El rinoceronte no tiene donde clavar su cuerno en estas Personas; el tigre no tiene donde poner sus garras sobre Ellas y los soldados armados no tienen donde golpearlas con sus espadas. ¿Por qué es así? Porque para tales Personas, la muerte no existe." - Tao Te Ching, Capítulo 50.
Es el grado de versación en el Dharma lo que determina el destino de cada Esencia. Es el grado de inclinación por el Dharma lo que determina, según las Leyes Naturales, el siguiente instante futuro a seguir. Existe, pues, un verdadero Camino hacia la Iluminación, un verdadero Sendero hacia el instante personal en el que, la Esencia, habiéndose desecho del aparato de deseos, queda finalmente liberada del mundo material. Habiéndose liberado del mundo material, la Esencia pone fin a su existencia y se funde con el Todo-La Nada; desaparece para siempre, abandona definitivamente el Samsara y, tras la muerte física, ya no vuelve a renacer.
"Si miras a Tao, no Lo notas enseguida. Por eso Lo llaman "difícilmente visible". Si escuchas a Tao, no Lo oyes inmediatamente. Por eso Lo llaman «difícilmente audible». Si intentas asirlo, no es fácil alcanzarlo. Por eso Lo llaman «difícilmente alcanzable». ¡En Tao están Aquellos que son admirables! Y todos Ellos están unidos en Tao en Uno Solo. Tao es igual arriba y abajo. Tao —siendo infinito— no puede ser llamado por el nombre específico de ninguno de Ellos. Ellos emanan de Tao manifestando Cada Uno Su individualidad y luego otra vez vuelven al estado sin manifestación individual. Tao no tiene figura corpórea ni rostro. Por lo tanto, sobre Tao dicen que es oculto y misterioso. Al encontrarme con Tao, no veo Su rostro; camino tras Tao y no veo Su espalda. Siguiendo estrictamente el perpetuo Camino de la transformación de uno mismo, como alma, se puede conocer el Origen Eterno. Este Camino es el Camino hacia Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 14.
Aristocles, Siddharta, Lao-Tse, Avempace y Mahavirá no podían hallarse en la cima, pues sus Esencias hace tiempo que abandonaron la existencia.
"-Luego convenimos aquí también que los vivos proceden de los muertos no menos que los muertos de los vivos, y, siendo esto así, parece que hay indicio suficiente de que es necesario que las almas de los muertos existan en alguna parte, de donde vuelvan a la vida.
-Me parece, Sócrates -respondió-, que según lo convenido, es necesario que así sea. [...]
-En efecto, Cebes, nada hay, a mi entender, más cierto; y nosotros, al reconocerlo así, no nos engañamos sino que tan realidad es el revivir como el que los vivos preceden de los muertos, y que las almas de éstos existen [ y a las que son buenas les va mejor, y a las que son malas peor ].[...]
¿Quieres que admitamos -prosiguió Sócrates- dos especies de realidades, una visible y la otra invisible?
-Admitámoslo.
-¿Y que la invisible siempre se encuentra en el mismo estado, mientras que la visible nunca lo está?
-Admitamos también esto -respondió Cebes.
-Sigamos, pues, -prosiguió-: ¿hay una parte en nosotros que es el cuerpo y otra que es el alma?
-Imposible sostener otra cosa.
-¿Y a cuál de esas dos especies diríamos que es más similar y más afín el cuerpo?
-Claro es para todos que a la visible -respondió.
-Qué, ¿y el alma? ¿es algo visible o invisible?
-Los hombres, al menos, Sócrates, no la pueden ver.
-Pero nosotros hablábamos de lo que es visible y de lo que no lo es para la naturaleza del hombre. ¿O con respecto a qué otra naturaleza crees que hablamos?
-Con respecto a la de los hombres.
-¿Qué decimos, pues, del alma? ¿Es algo que se puede ver o que no se puede ver?
-Que no se puede ver.
¿Invisible entonces?
-Sí
-Luego el alma es más semejante que el cuerpo a lo invisible, y éste, a su vez, más semejante que aquélla a lo visible.
-De toda necesidad, Sócrates.
-Y no decíamos también hace un momento que el alma, cuando usa el cuerpo para considerar algo, bien sea mediante la vista el oído o algún otro sentido (pues es valerse del cuerpo como instrumento el considerar algo mediante un sentido), es arrastrada por el cuerpo a lo que nunca se presenta en el mismo estado y se extravía, se embrolla y se marea como si estuviera ebria, por haber entrado en contacto con cosas de esta índole?
-En efecto.
-¿Y no agregábamos que, por el contrario, cuando reflexiona a solas consigo misma allá se va, a lo que es puro, existe siempre, es inmortal y siempre se presenta del mismo modo? ¿Y que, como si fuera por afinidad, reúnese con Ello siempre que queda a solas Consigo Misma y le es posible, y cesa su extravío y siempre queda igual y en el mismo estado con relación a esas realidades, puesto que ha entrado en contacto con objetos que, asimismo, son idénticos e inmutables? ¿Y que esta experiencia del alma se llama comprensión?
-Enteramente está bien y de acuerdo con la verdad lo que dices, ¡oh Sócrates! -repuso.
-Así, pues, ¿a cuál de esas dos especies, según lo dicho anteriormente y lo dicho ahora, te parece que es el alma más semejante y más afín?
-Mi parecer, Sócrates -respondió Cebes, es que todos, incluso los más torpes para aprender, reconocerían, de acuerdo con este método, que el alma es por entero y en todo más semejante a lo que siempre se presenta de la misma manera que a lo que no.
-Y el cuerpo, ¿qué?
-Se asemeja más a la otra especie.
-Considera ahora la cuestión teniendo en cuenta el que, una vez que se juntan alma y cuerpo en un solo ser, la naturaleza prescribe a éste el servir y el ser mandado, y a aquélla, en cambio, el mandar y el ser su dueña. Según esto también, ¿cuál de estas dos atribuciones te parece más semejante a lo divino y cuál a lo mortal? ¿No estimas que lo divino es apto por naturaleza para mandar y dirigir, y lo mortal para ser mandado y servir?
-Tal es, al menos, mi parecer.
-Pues bien: ¿a cuál de los dos semeja el alma?
-Evidente es, Sócrates, que el alma semeja a lo divino y el cuerpo a lo mortal.
-Considera ahora, Cebes -prosiguió-, si de todo lo dicho nos resulta que es a lo divino, inmortal, inteligible, uniforme, indisoluble y que siempre se presenta en identidad consigo mismo y de igual manera, a lo que más se asemeja el alma, y si, por contrario, es a lo humano, mortal, multiforme, ininteligible, disoluble y que nunca se presenta en identidad consigo mismo, a lo que, a su vez, se asemeja más el cuerpo. ¿Podemos decir contra esto otra cosa para demostrar que no es así?
-No podemos [...]
-Pues bien: tú observas -dijo- que cuando muere un hombre, su parte visible y que yace en el lugar visible, es decir, el cuerpo que denominamos cadáver, y al que corresponde el disolverse, deshacerse y dispersarse, no sufre inmediatamente ninguno de estos cambios, sino que se conserva durante un tiempo bastante largo, y si el finado tiene el cuerpo en buen estado y muere en una buena estación del año, se mantiene incluso mucho tiempo. Y si el cuerpo se pone enjuto y es embalsamado, como las momias de Egipto, consérvase entero, por decirlo así, un tiempo indefinido. Además, hay algunas partes del cuerpo, los huesos, los tendones y todo lo que es similar, que aunque aquél se pudra, son, valga la palabra, inmortales. ¿No es verdad?
-Sí
-Y el alma, entonces, la parte invisible, que se va a otro lugar de su misma índole, noble, puro e invisible, al Hades en el verdadero sentido de la palabra [Invisible], a reunirse con un Dios bueno y sabio, a un lugar al que, si la Divinidad quiere, también habrá de encaminarse al punto mi alma; esa alma, por naturaleza, ¿queda disipada y destruida acto seguido de separarse del cuerpo, como afirma el vulgo? Ni por lo más remoto, ¡oh amigos Cebes y Simmias!, sino que, muy al contrario, lo que sucede es esto. Si se separa del cuerpo en estado de pureza, no arrastra consigo nada de él, dado el que, por su voluntad, no ha tenido ningún comercio con él a lo largo de la vida, sino que lo ha rehuido, y ha conseguido concentrarse en sí misma, por haberse ejercitado constantemente en ello. Y esto no es otra cosa que filosofar en el recto sentido de la palabra y, de hecho, ejercitarse a morir con complacencia. ¿O es que esto no es una práctica de la muerte?
-Completamente.
-Así, pues, si en tal estado se encuentra, se va a lo que es semejante a Ella, a lo invisible, divino, inmortal y sabio, adonde, una vez llegada, le será posible ser feliz, libre de extravío, insensatez, miedos, amores violentos y demás males humanos, como se dice de los iniciados, pasando verdaderamente el resto del tiempo en compañía de los dioses. ¿Debemos afirmarlo así, Cebes, o de otra manera?
-Pero en el caso, supongo yo, de que se libere del cuerpo manchada e impura, por tener con él continuo trato, cuidarlo y amarlo, hechizada por él y por las pasiones y placeres, hasta el punto de no considerar que existe otra verdad que lo corporal, que aquello que se puede tocar y ver, beber y comer, o servirse de ello para gozo de amor, en tanto que aquello que es oscuro a los ojos e invisible, pero inteligible y susceptible de aprehenderse con la filosofía, está acostumbrada a odiarlo, temerlo y rehuirlo; un alma que en tal estado se encuentre, ¿crees tú que se separa del cuerpo sola y en sí misma y sin estar contaminada?
-En absoluto -respondió.
-¿Separarse entonces, supongo, dislocada por el elemento corporal, que el trato y la compañía del cuerpo hicieron connatural a Ella, debido al continuo estar juntos y a la gran solicitud que por él tuvo?
-Exacto.
-Mas a éste, querido, preciso es considerarlo pesado, agobiante, terrestre y visible. Al tenerlo, pues, un alma de esa índole, es entorpecida y arrastrada de nuevo al lugar visible, por miedo de lo invisible y del Hades, según se dice, y da vueltas alrededor de monumentos fúnebres y sepulturas, en torno de los que se han visto algunos sombríos fantasmas de almas; imágenes esas que es lógico que produzcan tales almas, que no se han liberado con pureza, sino que participan de lo visible, por lo cual se ven.
-Es verosímil.
-Es verosímil, ciertamente, Cebes. Y asimismo lo es que no sean esas almas las de los buenos, sino las de los malos, que son obligadas a errar en torno de tales lugares en castigo de su anterior modo de vivir, que fue malo. Y andan errantes hasta el momento en que, por el deseo que siente su acompañante, el elemento corporal, son atadas a un cuerpo. Y, como es natural, los cuerpos a que son atadas tienen las mismas costumbres que ellas habían tenido en su vida.
-¿Qué clase de costumbres son esas que dices, Sócrates?
-Digo, por ejemplo, que los que se han entregado a la glotonería, al desenfreno, y han tenido desmedida afición a la bebida sin moderarse, es natural que entren en el linaje de los asnos y de los animales de la misma calaña, ¿no lo crees así?
-Es completamente lógico lo que dices.
Y los que han puesto por encima de todo las injusticias, las tiranías y las rapiñas, en el de los lobos, halcones y milanos. ¿O a qué otro lugar decimos que pueden ir a parar tales almas?
-No hay duda -contestó Cebes-: a tales cuerpos.
-¿Y no está claro -prosiguió, con respecto a las demás almas, adónde irá a parar cada una, según semejanzas de sus costumbres? [...]
Pero al linaje de los dioses, a ése es imposible arribar sin haber filosofado y partido en estado de completa pureza; que ahí sólo es lícito que llegue el deseoso de saber. Por esa razón, ¡oh amigos Simmias y Cebes!, los que son filósofos en el recto sentido de la palabra se abstienen de los deseos corporales todos, manteniéndose firmes y no se entregan a ellos: ni el temor a la ruina de su patrimonio ni a la pobreza los arredra, como al vulgo y a los amantes de la riqueza; ni temen tampoco la falta de consideración y de gloria que entraña la miseria, como los amantes de poder y de honores, por lo cual abstiénense de tales cosas.
-Efectivamente, Sócrates -dijo Cebes-; lo contrario no estaría en consonancia con ellos.
-Sin duda alguna, ¡por Zeus! -repuso éste-. Por eso las mandan a paseo en su totalidad quienes tienen algún cuidado de su alma y no viven para el cuerpo, ocupados en modelarlo, y no siguen el mismo camino de aquéllos, en la idea de que no saben adónde van, sino que, pensando que no deben obrar en contra de la filosofía y de la liberación y purificación que ésa procura, se encaminan en pos de ella por el camino que les indica.
-¿Cómo Sócrates?
-Yo te lo diré -respondió-. Conocen, en efecto los deseosos de saber que cuando la filosofía se hace cargo del alma, ésta se encuentra sencillamente atada y ligada al alma, obligada a considerar las realidades a través de él, como a través de una prisión, en vez de hacerlo ella por su cuenta y por medio de sí misma; en una palabra: revolcándose en la total ignorancia; y que la filosofía ve que lo terrible de esa prisión es que se opera por medio del deseo, de suerte que puede ser el mismo encadenado el mayor cooperador de su encadenamiento. Así, pues, como digo, los amantes de aprender saben que al hacerse cargo la filosofía de nuestra alma en tal estado, le da consejos suavemente e intenta liberarla, mostrándole que está lleno de engaño el examen que se hace por medio de los ojos, y también el que se realiza valiéndose de los oídos y de los demás sentidos; que asimismo aconseja al alma retirare de éstos y a no usar de ellos en lo que no sea de necesidad, invitándolo a recogerse y a concentrarse en sí misma, sin confiar en nada más que en sí sola, en lo que ella en sí y de por sí capte con el pensamiento como Realidad en sí y de por sí; que, en cambio, lo que examina valiéndose de otros medios y que en cada caso se presenta de diferente modo, le enseña a no considerarlo verdadero en nada; y también que lo que es así es sensible y visible, mientras que lo que ella ve es inteligible e invisible. Así, pues, por creer el alma del verdadero filósofo que no se debe oponer a esta Liberación, se aparta consecuentemente de los placeres y deseos, penas y temores en lo que puede, porque piensa que una vez que se siente un intenso placer, temor, pena o deseo, no padece por ello uno de esos males tan grandes que pudieran pensarse, como, por ejemplo, el ponerse enfermo o el hacer un derroche de dinero por culpa del deseo, sino que lo que sufre es el mayor y el supremo de los males, y encima sin que lo tome en cuenta.
-¿Cuál es ese mal, Sócrates? -preguntó Cebes.
-Que el alma de todo hombre, a la vez que siente un intenso placer o dolor en algo, es obligada también a considerar que aquello, con respecto a lo cual le ocurre esto en mayor grado, es lo más evidente y verdadero, sin que sea así. Y éste es el caso especialmente de las cosas visibles. ¿No es verdad?
-Por completo.
-¿Y no es cierto que en el momento de sentir tal afectación es cuando el alma es encadenada más por el cuerpo?
-¿Cómo?
-Porque cada placer y dolor, como si tuviera un clavo, la clava al cuerpo, la sujeta como un broche, la hace corpórea y la obliga a figurarse que es verdadero lo que afirma el cuerpo. Pues por tener las mismas opiniones que el cuerpo y deleitarse con los mismos objetos, por fuerza adquiere, según creo, las costumbres y el mismo régimen de vida que el cuerpo, y se hace de tal calaña que nunca puede llegar al Hades en estado de pureza, sino que parte allá contaminada siempre por el cuerpo de tal manera que como si hubiera sido sembrada, quedando, en consecuencia, privada de la existencia en común con lo divino, puro y que sólo tiene una única forma.
-Grandísima verdad es lo que dices, Sócrates -dijo Cebes.
-Por tanto, Cebes, ésa es la razón de que los que reciben con justicia el nombre de amantes del saber sean moderados y valientes, no la que aduce el vulgo. ¿O tú crees que es ésta?
-No, por cierto. Yo no lo creo así.
-No, sin duda. Por el contrario, así sería como calculara el alma de un filósofo, y no creería que si a la filosofía atañe el desatarla, a ella, en cambio, mientras aquélla la desata, le corresponde el entregarse a los placeres y penas, para atarse de nuevo y realizar un trabajo sin fin, como el de Penélope, manejando el telar en el sentido contrario. Antes bien, pone en calma las pasiones, sigue al razonamiento, y, sin separarse en ningún momento del él, contemplando lo verdadero, divino y que no es objeto de opinión, y alimentada por ello, cree que así debe vivir mientras viva, y que, una vez que su vida acabe, llegará a lo que es afín a sí misma y tal como Ella es, liberándose de los males humanos. Y, como consecuencia de tal régimen de vida, no hay peligro de que sienta temor [puesto que hase ejercitado en ello], ¡oh Simmias y Cebes!, de quedar esparcida en el momento de separarse del cuerpo, o de ser disipada por el soplo de los vientos de marcharse en un vuelo, sin existir ya en ninguna parte.
Después de decir esto Sócrates, prodújose silencio durante mucho rato, y tanto el mismo Sócrates, según se dejaba ver, como la mayor parte de nosotros, estábamos absortos en el argumento expuesto. Por su parte, Cebes y Simmias conversaban entre ellos dos en voz baja. Al verlos, Sócrates les preguntó:
- Qué, ¿acaso os parece que lo dicho no ha quedado completo? Pues muchos puntos quedan aún que pueden dar pie a sospechas y reparos, si es que verdaderamente se ha de hacer una exposición satisfactoria. Si es otra cosa lo que consideráis, estoy hablando en vano; mas si es sobre algo de lo que expuesto donde radica vuestra duda, no vaciléis, tomad vosotros palabra y exponed la cuestión según os parezca que sería mejor dicha, tomándome a mí, a vuestra vez, como interlocutor, si creéis que con mi ayuda vais a tener más oportunidades de encontrar una solución.
Simmias, entonces, le respondió:
-Pues bien, Sócrates: te diré la verdad. Desde hace un rato estamos uno y otro en duda, y nos empujamos y nos animamos mutuamente a preguntarte, porque si bien estamos deseosos de oírte, no nos atrevemos a importunarte, por temor a que nuestras preguntas te desagraden, dada la presente desdicha.
Al oírle, Sócrates sonrió levemente y respondió:
-¡Ay Simmias! Difícilmente, no cabe duda, podré persuadir a los demás de que no tengo por desdicha la presente situación, cuando ni siquiera a vosotros os puedo persuadir de ello, y teméis que me encuentre ahora de peor humor que en el resto de mi vida. Es más: al parecer, en lo que respeta a dotes adivinatorias, soy, en vuestra opinión, inferior a los cisnes, que una vez que danse cuenta de que tienen que morir, aun cuando antes también cantaban, cantan entonces más que nunca y del modo más bello, llenos de alegría porque van a reunirse con el Dios del que son siervos. Mas los hombres, por su propio miedo a la muerte, calumnian incluso a los cisnes, y dicen lamentando su muerte, entonan, movidos de dolor, un canto de despedida, sin tener en cuenta que no hay ningún ave que cante cuando tiene hambre, frío o padece algún otro sufrimiento, ni el propio ruiseñor, ni la golondrina, ni la abubilla, que, según dicen, cantan deplorando su pena. Pero, a mi modo de ver, ni estas aves ni tampoco los cisnes cantan por dolor, sino que, según creo, como son de Apolo son adivinos, y por prever los bienes del Hades cantan y se regocijan aquel día, como nunca lo hicieran hasta entonces. Y en lo que a mí respecta, me considero compañero de esclavitud de los cisnes y consagrado al mismo Dios, y en no peores condiciones que ellos en lo tocante a la facultad de adivinar que otorga Mi Señor, ni tampoco en mayor abatimiento que ellos por abandonar la vida. Por esta razón, pues, debéis hablar y preguntarme lo que queráis, mientras lo permitan los Once de Atenas." - Aristocles, en "Fedón o del Alma".
"Todos Los Perfectos confluyen en el Gran Tao. ¡Sigue este Camino también! Haciéndolo, no te harás ningún daño; por el contrario, obtendrás la tranquilidad, la armonía y la plenitud de la vida. Personalmente yo, permaneciendo en estado de no-acción, viajo en la Infinitud de Tao. ¡Esto no es posible transmitirlo con palabras! ¡Tao es Sutilísimo y Extático!" - Tao Te Ching, Capítulo 35.
2222 concluye sus pensamientos. Verdaderamente comprende todo, verdaderamente conoce todo; Todo Lo Esencial. Comprendiéndolo todo, su único deseo, el de comprenderlo todo, se extingue. Conociéndolo todo, su único deseo, el de conocerlo todo, se desvanece. Sin deseos que aten a la Esencia anclada de 2222 al Reino de Mara, ella también desaparecerá.
-Sí, ¡Por Zeus! -dijo Simmias-, un gran absurdo. [...]
-En efecto -siguió Sócrates-, pues si quieres considerar la valentía y la moderación de los demás, te parecerá que es extraña.
-En qué sentido, ¿Sócrates?
-¿No sabes -prosiguió- que todos los demás consideran a la muerte como uno de los grandes males?
-Lo sé, y muy bien -dijo.
-¿Y cuando afrontan la muerte los que entre ellos son valientes, no la afrontan por miedo a mayores males?
-Así es.
-Luego el tener miedo y el temor es lo que hace valientes a todos, salvo a los filósofos; y eso que es ilógico que se sea valiente por temor y cobardía.
-Completamente.
-¿Y qué hemos de decir de los que entre ellos son moderados? ¿No les ocurre lo mismo? ¿No es por una cierta intemperancia por lo que son moderados? [...]
-Así parece.
- [...] Por el contrario, la verdadera Realidad tal vez sea la purificación de todas las cosas de este tipo, y asimismo la moderación, la justicia, la valentía y la misma Sabiduría, un medio de purificación. Igualmente, es muy posible que quienes nos instituyeron los misterios no hayan sido hombres mediocres, y que, al contrario, hayan estado en lo cierto al decir desde antiguo, de un modo enigmático, que quien llega profano u sin iniciar al Hades yacerá en el fango, mientras que el que allí llega purificado e iniciado habitará con los dioses. Pues son, al decir de los que presiden las iniciaciones "muchos los portatirsos, pero pocos los bacantes". Y éstos, en mi opinión, no son otros que los que se han dedicado a la filosofía en el recto sentido de la palabra. Por llegar yo también a ser uno de ellos, no omitía en lo posible cuanto estuvo de mi parte a lo largo de mi vida, sino que me afané de todo corazón. Si mi afán fue el que la cosa merecía y he tenido éxito, al llegar allí sabré, si Dios quiere, la exacta Verdad dentro de un rato, según creo. Tal es, oh Simmias y Cebes! -dijo-, la defensa que yo hago para demostrar que es natural que no me duela ni me irrite al abandonaros a vosotros ni a mis amos de aquí, puesto que pienso que he de encontrarme allí, no menos que aquí, con buenos amos y compañeros. Así que, si en mi defensa os resulta a vosotros más convincente que a los jueces de Atenas, me doy por satisfecho." - Aristocles, en "Fedón o del Alma".
El Samsara. Ciclo de la Vida y la Muerte.
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"Aquellos que han aprendido la verdadera vida, caminando por la tierra, no tienen miedo de rinocerontes ni de tigres y, entrando en una batalla, no tienen miedo de los soldados armados. El rinoceronte no tiene donde clavar su cuerno en estas Personas; el tigre no tiene donde poner sus garras sobre Ellas y los soldados armados no tienen donde golpearlas con sus espadas. ¿Por qué es así? Porque para tales Personas, la muerte no existe." - Tao Te Ching, Capítulo 50.
"Si miras a Tao, no Lo notas enseguida. Por eso Lo llaman "difícilmente visible". Si escuchas a Tao, no Lo oyes inmediatamente. Por eso Lo llaman «difícilmente audible». Si intentas asirlo, no es fácil alcanzarlo. Por eso Lo llaman «difícilmente alcanzable». ¡En Tao están Aquellos que son admirables! Y todos Ellos están unidos en Tao en Uno Solo. Tao es igual arriba y abajo. Tao —siendo infinito— no puede ser llamado por el nombre específico de ninguno de Ellos. Ellos emanan de Tao manifestando Cada Uno Su individualidad y luego otra vez vuelven al estado sin manifestación individual. Tao no tiene figura corpórea ni rostro. Por lo tanto, sobre Tao dicen que es oculto y misterioso. Al encontrarme con Tao, no veo Su rostro; camino tras Tao y no veo Su espalda. Siguiendo estrictamente el perpetuo Camino de la transformación de uno mismo, como alma, se puede conocer el Origen Eterno. Este Camino es el Camino hacia Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 14.
Aristocles, Siddharta, Lao-Tse, Avempace y Mahavirá no podían hallarse en la cima, pues sus Esencias hace tiempo que abandonaron la existencia.
"-Luego convenimos aquí también que los vivos proceden de los muertos no menos que los muertos de los vivos, y, siendo esto así, parece que hay indicio suficiente de que es necesario que las almas de los muertos existan en alguna parte, de donde vuelvan a la vida.
-Me parece, Sócrates -respondió-, que según lo convenido, es necesario que así sea. [...]
-En efecto, Cebes, nada hay, a mi entender, más cierto; y nosotros, al reconocerlo así, no nos engañamos sino que tan realidad es el revivir como el que los vivos preceden de los muertos, y que las almas de éstos existen [ y a las que son buenas les va mejor, y a las que son malas peor ].[...]
¿Quieres que admitamos -prosiguió Sócrates- dos especies de realidades, una visible y la otra invisible?
-Admitámoslo.
-¿Y que la invisible siempre se encuentra en el mismo estado, mientras que la visible nunca lo está?
-Admitamos también esto -respondió Cebes.
-Sigamos, pues, -prosiguió-: ¿hay una parte en nosotros que es el cuerpo y otra que es el alma?
-Imposible sostener otra cosa.
-¿Y a cuál de esas dos especies diríamos que es más similar y más afín el cuerpo?
-Claro es para todos que a la visible -respondió.
-Qué, ¿y el alma? ¿es algo visible o invisible?
-Los hombres, al menos, Sócrates, no la pueden ver.
-Pero nosotros hablábamos de lo que es visible y de lo que no lo es para la naturaleza del hombre. ¿O con respecto a qué otra naturaleza crees que hablamos?
-Con respecto a la de los hombres.
-¿Qué decimos, pues, del alma? ¿Es algo que se puede ver o que no se puede ver?
-Que no se puede ver.
¿Invisible entonces?
-Sí
-Luego el alma es más semejante que el cuerpo a lo invisible, y éste, a su vez, más semejante que aquélla a lo visible.
-De toda necesidad, Sócrates.
-Y no decíamos también hace un momento que el alma, cuando usa el cuerpo para considerar algo, bien sea mediante la vista el oído o algún otro sentido (pues es valerse del cuerpo como instrumento el considerar algo mediante un sentido), es arrastrada por el cuerpo a lo que nunca se presenta en el mismo estado y se extravía, se embrolla y se marea como si estuviera ebria, por haber entrado en contacto con cosas de esta índole?
-En efecto.
-¿Y no agregábamos que, por el contrario, cuando reflexiona a solas consigo misma allá se va, a lo que es puro, existe siempre, es inmortal y siempre se presenta del mismo modo? ¿Y que, como si fuera por afinidad, reúnese con Ello siempre que queda a solas Consigo Misma y le es posible, y cesa su extravío y siempre queda igual y en el mismo estado con relación a esas realidades, puesto que ha entrado en contacto con objetos que, asimismo, son idénticos e inmutables? ¿Y que esta experiencia del alma se llama comprensión?
-Enteramente está bien y de acuerdo con la verdad lo que dices, ¡oh Sócrates! -repuso.
-Así, pues, ¿a cuál de esas dos especies, según lo dicho anteriormente y lo dicho ahora, te parece que es el alma más semejante y más afín?
-Mi parecer, Sócrates -respondió Cebes, es que todos, incluso los más torpes para aprender, reconocerían, de acuerdo con este método, que el alma es por entero y en todo más semejante a lo que siempre se presenta de la misma manera que a lo que no.
-Y el cuerpo, ¿qué?
-Se asemeja más a la otra especie.
-Considera ahora la cuestión teniendo en cuenta el que, una vez que se juntan alma y cuerpo en un solo ser, la naturaleza prescribe a éste el servir y el ser mandado, y a aquélla, en cambio, el mandar y el ser su dueña. Según esto también, ¿cuál de estas dos atribuciones te parece más semejante a lo divino y cuál a lo mortal? ¿No estimas que lo divino es apto por naturaleza para mandar y dirigir, y lo mortal para ser mandado y servir?
-Tal es, al menos, mi parecer.
-Pues bien: ¿a cuál de los dos semeja el alma?
-Evidente es, Sócrates, que el alma semeja a lo divino y el cuerpo a lo mortal.
-Considera ahora, Cebes -prosiguió-, si de todo lo dicho nos resulta que es a lo divino, inmortal, inteligible, uniforme, indisoluble y que siempre se presenta en identidad consigo mismo y de igual manera, a lo que más se asemeja el alma, y si, por contrario, es a lo humano, mortal, multiforme, ininteligible, disoluble y que nunca se presenta en identidad consigo mismo, a lo que, a su vez, se asemeja más el cuerpo. ¿Podemos decir contra esto otra cosa para demostrar que no es así?
-No podemos [...]
-Pues bien: tú observas -dijo- que cuando muere un hombre, su parte visible y que yace en el lugar visible, es decir, el cuerpo que denominamos cadáver, y al que corresponde el disolverse, deshacerse y dispersarse, no sufre inmediatamente ninguno de estos cambios, sino que se conserva durante un tiempo bastante largo, y si el finado tiene el cuerpo en buen estado y muere en una buena estación del año, se mantiene incluso mucho tiempo. Y si el cuerpo se pone enjuto y es embalsamado, como las momias de Egipto, consérvase entero, por decirlo así, un tiempo indefinido. Además, hay algunas partes del cuerpo, los huesos, los tendones y todo lo que es similar, que aunque aquél se pudra, son, valga la palabra, inmortales. ¿No es verdad?
-Sí
-Y el alma, entonces, la parte invisible, que se va a otro lugar de su misma índole, noble, puro e invisible, al Hades en el verdadero sentido de la palabra [Invisible], a reunirse con un Dios bueno y sabio, a un lugar al que, si la Divinidad quiere, también habrá de encaminarse al punto mi alma; esa alma, por naturaleza, ¿queda disipada y destruida acto seguido de separarse del cuerpo, como afirma el vulgo? Ni por lo más remoto, ¡oh amigos Cebes y Simmias!, sino que, muy al contrario, lo que sucede es esto. Si se separa del cuerpo en estado de pureza, no arrastra consigo nada de él, dado el que, por su voluntad, no ha tenido ningún comercio con él a lo largo de la vida, sino que lo ha rehuido, y ha conseguido concentrarse en sí misma, por haberse ejercitado constantemente en ello. Y esto no es otra cosa que filosofar en el recto sentido de la palabra y, de hecho, ejercitarse a morir con complacencia. ¿O es que esto no es una práctica de la muerte?
-Completamente.
-Así, pues, si en tal estado se encuentra, se va a lo que es semejante a Ella, a lo invisible, divino, inmortal y sabio, adonde, una vez llegada, le será posible ser feliz, libre de extravío, insensatez, miedos, amores violentos y demás males humanos, como se dice de los iniciados, pasando verdaderamente el resto del tiempo en compañía de los dioses. ¿Debemos afirmarlo así, Cebes, o de otra manera?
-Pero en el caso, supongo yo, de que se libere del cuerpo manchada e impura, por tener con él continuo trato, cuidarlo y amarlo, hechizada por él y por las pasiones y placeres, hasta el punto de no considerar que existe otra verdad que lo corporal, que aquello que se puede tocar y ver, beber y comer, o servirse de ello para gozo de amor, en tanto que aquello que es oscuro a los ojos e invisible, pero inteligible y susceptible de aprehenderse con la filosofía, está acostumbrada a odiarlo, temerlo y rehuirlo; un alma que en tal estado se encuentre, ¿crees tú que se separa del cuerpo sola y en sí misma y sin estar contaminada?
-En absoluto -respondió.
-¿Separarse entonces, supongo, dislocada por el elemento corporal, que el trato y la compañía del cuerpo hicieron connatural a Ella, debido al continuo estar juntos y a la gran solicitud que por él tuvo?
-Exacto.
-Mas a éste, querido, preciso es considerarlo pesado, agobiante, terrestre y visible. Al tenerlo, pues, un alma de esa índole, es entorpecida y arrastrada de nuevo al lugar visible, por miedo de lo invisible y del Hades, según se dice, y da vueltas alrededor de monumentos fúnebres y sepulturas, en torno de los que se han visto algunos sombríos fantasmas de almas; imágenes esas que es lógico que produzcan tales almas, que no se han liberado con pureza, sino que participan de lo visible, por lo cual se ven.
-Es verosímil.
-Es verosímil, ciertamente, Cebes. Y asimismo lo es que no sean esas almas las de los buenos, sino las de los malos, que son obligadas a errar en torno de tales lugares en castigo de su anterior modo de vivir, que fue malo. Y andan errantes hasta el momento en que, por el deseo que siente su acompañante, el elemento corporal, son atadas a un cuerpo. Y, como es natural, los cuerpos a que son atadas tienen las mismas costumbres que ellas habían tenido en su vida.
-¿Qué clase de costumbres son esas que dices, Sócrates?
-Digo, por ejemplo, que los que se han entregado a la glotonería, al desenfreno, y han tenido desmedida afición a la bebida sin moderarse, es natural que entren en el linaje de los asnos y de los animales de la misma calaña, ¿no lo crees así?
-Es completamente lógico lo que dices.
Y los que han puesto por encima de todo las injusticias, las tiranías y las rapiñas, en el de los lobos, halcones y milanos. ¿O a qué otro lugar decimos que pueden ir a parar tales almas?
-No hay duda -contestó Cebes-: a tales cuerpos.
-¿Y no está claro -prosiguió, con respecto a las demás almas, adónde irá a parar cada una, según semejanzas de sus costumbres? [...]
Pero al linaje de los dioses, a ése es imposible arribar sin haber filosofado y partido en estado de completa pureza; que ahí sólo es lícito que llegue el deseoso de saber. Por esa razón, ¡oh amigos Simmias y Cebes!, los que son filósofos en el recto sentido de la palabra se abstienen de los deseos corporales todos, manteniéndose firmes y no se entregan a ellos: ni el temor a la ruina de su patrimonio ni a la pobreza los arredra, como al vulgo y a los amantes de la riqueza; ni temen tampoco la falta de consideración y de gloria que entraña la miseria, como los amantes de poder y de honores, por lo cual abstiénense de tales cosas.
-Efectivamente, Sócrates -dijo Cebes-; lo contrario no estaría en consonancia con ellos.
-Sin duda alguna, ¡por Zeus! -repuso éste-. Por eso las mandan a paseo en su totalidad quienes tienen algún cuidado de su alma y no viven para el cuerpo, ocupados en modelarlo, y no siguen el mismo camino de aquéllos, en la idea de que no saben adónde van, sino que, pensando que no deben obrar en contra de la filosofía y de la liberación y purificación que ésa procura, se encaminan en pos de ella por el camino que les indica.
-¿Cómo Sócrates?
-Yo te lo diré -respondió-. Conocen, en efecto los deseosos de saber que cuando la filosofía se hace cargo del alma, ésta se encuentra sencillamente atada y ligada al alma, obligada a considerar las realidades a través de él, como a través de una prisión, en vez de hacerlo ella por su cuenta y por medio de sí misma; en una palabra: revolcándose en la total ignorancia; y que la filosofía ve que lo terrible de esa prisión es que se opera por medio del deseo, de suerte que puede ser el mismo encadenado el mayor cooperador de su encadenamiento. Así, pues, como digo, los amantes de aprender saben que al hacerse cargo la filosofía de nuestra alma en tal estado, le da consejos suavemente e intenta liberarla, mostrándole que está lleno de engaño el examen que se hace por medio de los ojos, y también el que se realiza valiéndose de los oídos y de los demás sentidos; que asimismo aconseja al alma retirare de éstos y a no usar de ellos en lo que no sea de necesidad, invitándolo a recogerse y a concentrarse en sí misma, sin confiar en nada más que en sí sola, en lo que ella en sí y de por sí capte con el pensamiento como Realidad en sí y de por sí; que, en cambio, lo que examina valiéndose de otros medios y que en cada caso se presenta de diferente modo, le enseña a no considerarlo verdadero en nada; y también que lo que es así es sensible y visible, mientras que lo que ella ve es inteligible e invisible. Así, pues, por creer el alma del verdadero filósofo que no se debe oponer a esta Liberación, se aparta consecuentemente de los placeres y deseos, penas y temores en lo que puede, porque piensa que una vez que se siente un intenso placer, temor, pena o deseo, no padece por ello uno de esos males tan grandes que pudieran pensarse, como, por ejemplo, el ponerse enfermo o el hacer un derroche de dinero por culpa del deseo, sino que lo que sufre es el mayor y el supremo de los males, y encima sin que lo tome en cuenta.
-¿Cuál es ese mal, Sócrates? -preguntó Cebes.
-Que el alma de todo hombre, a la vez que siente un intenso placer o dolor en algo, es obligada también a considerar que aquello, con respecto a lo cual le ocurre esto en mayor grado, es lo más evidente y verdadero, sin que sea así. Y éste es el caso especialmente de las cosas visibles. ¿No es verdad?
-Por completo.
-¿Y no es cierto que en el momento de sentir tal afectación es cuando el alma es encadenada más por el cuerpo?
-¿Cómo?
-Porque cada placer y dolor, como si tuviera un clavo, la clava al cuerpo, la sujeta como un broche, la hace corpórea y la obliga a figurarse que es verdadero lo que afirma el cuerpo. Pues por tener las mismas opiniones que el cuerpo y deleitarse con los mismos objetos, por fuerza adquiere, según creo, las costumbres y el mismo régimen de vida que el cuerpo, y se hace de tal calaña que nunca puede llegar al Hades en estado de pureza, sino que parte allá contaminada siempre por el cuerpo de tal manera que como si hubiera sido sembrada, quedando, en consecuencia, privada de la existencia en común con lo divino, puro y que sólo tiene una única forma.
-Grandísima verdad es lo que dices, Sócrates -dijo Cebes.
-Por tanto, Cebes, ésa es la razón de que los que reciben con justicia el nombre de amantes del saber sean moderados y valientes, no la que aduce el vulgo. ¿O tú crees que es ésta?
-No, por cierto. Yo no lo creo así.
-No, sin duda. Por el contrario, así sería como calculara el alma de un filósofo, y no creería que si a la filosofía atañe el desatarla, a ella, en cambio, mientras aquélla la desata, le corresponde el entregarse a los placeres y penas, para atarse de nuevo y realizar un trabajo sin fin, como el de Penélope, manejando el telar en el sentido contrario. Antes bien, pone en calma las pasiones, sigue al razonamiento, y, sin separarse en ningún momento del él, contemplando lo verdadero, divino y que no es objeto de opinión, y alimentada por ello, cree que así debe vivir mientras viva, y que, una vez que su vida acabe, llegará a lo que es afín a sí misma y tal como Ella es, liberándose de los males humanos. Y, como consecuencia de tal régimen de vida, no hay peligro de que sienta temor [puesto que hase ejercitado en ello], ¡oh Simmias y Cebes!, de quedar esparcida en el momento de separarse del cuerpo, o de ser disipada por el soplo de los vientos de marcharse en un vuelo, sin existir ya en ninguna parte.
Después de decir esto Sócrates, prodújose silencio durante mucho rato, y tanto el mismo Sócrates, según se dejaba ver, como la mayor parte de nosotros, estábamos absortos en el argumento expuesto. Por su parte, Cebes y Simmias conversaban entre ellos dos en voz baja. Al verlos, Sócrates les preguntó:
- Qué, ¿acaso os parece que lo dicho no ha quedado completo? Pues muchos puntos quedan aún que pueden dar pie a sospechas y reparos, si es que verdaderamente se ha de hacer una exposición satisfactoria. Si es otra cosa lo que consideráis, estoy hablando en vano; mas si es sobre algo de lo que expuesto donde radica vuestra duda, no vaciléis, tomad vosotros palabra y exponed la cuestión según os parezca que sería mejor dicha, tomándome a mí, a vuestra vez, como interlocutor, si creéis que con mi ayuda vais a tener más oportunidades de encontrar una solución.
Simmias, entonces, le respondió:
-Pues bien, Sócrates: te diré la verdad. Desde hace un rato estamos uno y otro en duda, y nos empujamos y nos animamos mutuamente a preguntarte, porque si bien estamos deseosos de oírte, no nos atrevemos a importunarte, por temor a que nuestras preguntas te desagraden, dada la presente desdicha.
Al oírle, Sócrates sonrió levemente y respondió:
-¡Ay Simmias! Difícilmente, no cabe duda, podré persuadir a los demás de que no tengo por desdicha la presente situación, cuando ni siquiera a vosotros os puedo persuadir de ello, y teméis que me encuentre ahora de peor humor que en el resto de mi vida. Es más: al parecer, en lo que respeta a dotes adivinatorias, soy, en vuestra opinión, inferior a los cisnes, que una vez que danse cuenta de que tienen que morir, aun cuando antes también cantaban, cantan entonces más que nunca y del modo más bello, llenos de alegría porque van a reunirse con el Dios del que son siervos. Mas los hombres, por su propio miedo a la muerte, calumnian incluso a los cisnes, y dicen lamentando su muerte, entonan, movidos de dolor, un canto de despedida, sin tener en cuenta que no hay ningún ave que cante cuando tiene hambre, frío o padece algún otro sufrimiento, ni el propio ruiseñor, ni la golondrina, ni la abubilla, que, según dicen, cantan deplorando su pena. Pero, a mi modo de ver, ni estas aves ni tampoco los cisnes cantan por dolor, sino que, según creo, como son de Apolo son adivinos, y por prever los bienes del Hades cantan y se regocijan aquel día, como nunca lo hicieran hasta entonces. Y en lo que a mí respecta, me considero compañero de esclavitud de los cisnes y consagrado al mismo Dios, y en no peores condiciones que ellos en lo tocante a la facultad de adivinar que otorga Mi Señor, ni tampoco en mayor abatimiento que ellos por abandonar la vida. Por esta razón, pues, debéis hablar y preguntarme lo que queráis, mientras lo permitan los Once de Atenas." - Aristocles, en "Fedón o del Alma".
"Todos Los Perfectos confluyen en el Gran Tao. ¡Sigue este Camino también! Haciéndolo, no te harás ningún daño; por el contrario, obtendrás la tranquilidad, la armonía y la plenitud de la vida. Personalmente yo, permaneciendo en estado de no-acción, viajo en la Infinitud de Tao. ¡Esto no es posible transmitirlo con palabras! ¡Tao es Sutilísimo y Extático!" - Tao Te Ching, Capítulo 35.
"Aquel que conoce a las personas es razonable. Aquel que se conoce a sí mismo es iluminado. Aquel que puede conquistar a los enemigos es fuerte. Aquel que se ha conquistado a sí mismo es poderoso. [...]
Aquel que ha alcanzado la Unión con Tao y no la pierde ha alcanzado la Existencia Superior. Y después de la muerte de Su cuerpo, esta Persona continúa viviendo en Tao volviéndose verdaderamente Inmortal." - Tao Te Ching, Capítulo 33.
"Sin salir de su patio, la persona sabia llega a conocer el mundo. Sin asomarse a la ventana, ve al Tao Primordial. Ella no viaja lejos para conocer más. Y aunque no viaja, lo sabe todo; y aunque no mira, puede calificarlo todo; y aunque, en apariencia, está inactiva, lo alcanza todo. Ella, en su corazón, encuentra todo lo necesario. Es por eso que la persona sabia puede ver lo invisible para un ojo normal y conoce las cosas que no pueden ser alcanzadas ni caminando ni montando." - Tao Te Ching, Capítulo 47.
Hace miles de años que la Verdad fue revelada, lo ha sido desde que el hombre es hombre. Se encuentra expuesta ahí donde se mire y, en cambio, solo unos pocos pueden verla.
"Te emana de Tao. Y Tao mora en la Profundidad Primordial. Te es Lo Que actúa y mueve. Es tan misterioso y oculto como Tao. ¡Pero también existe verdaderamente! Te puede tener forma. Y posee el poder. Su poder supera todo lo que existe en el mundo. Es posible ver a Te. Desde los tiempos remotísimos hasta el presente, no se calla la Voz de Te que expone la Voluntad del Creador del mundo material entero. ¿Dónde puedo ver el rostro de Te? ¡Por todas partes!" - Tao Te Ching, Capítulo 21.
Y ahora, definitivamente, 2222 lo ve todo claro y despejado. La verdadera meta no está en lo más alto, sino en lo más bajo. Humilde como las piedras; por debajo los demás, haciendo de Soporte.
"¡No te consideres como un jaspe precioso! ¡Sé sencillo como una piedra común!" - Tao Te Ching, Capítulo 39.
Como el Océano al que desembocan todos los cursos de agua.
"Tao es parecido a un océano. El Océano se encuentra en la posición más baja que todos los ríos; por lo tanto, todos los ríos fluyen hacia éste." - Tao Te Ching, Capítulo 32.
Por debajo de la Caverna, se halla la verdadera meta.
"Los grandes ríos son tan poderosos porque fluyen hacia abajo, hacia los mares, recogiendo en sí el agua que baja de sus alrededores. La persona sabia que desea ayudar al pueblo también debe ponerse en una posición más baja que los demás. En este caso, a pesar de ser superior al pueblo, ella no será una carga para la gente y las personas no le harán daño. Las personas le seguirán alegremente y no le darán la espalda. La persona sabia no compite con nadie; por lo tanto, es invencible. Y ella misma, constantemente, progresa más y más, pero las personas no la envidian. La persona sabia no lucha contra nadie; por lo tanto, nadie en el mundo entero puede obligarla a actuar en contra de su propia voluntad." - Tao Te Ching, Capítulo 66.
"El Gran Reino de Tao está como detrás de la desembocadura de un río, como detrás de su cuenca baja. El Océano se encuentra más bajo que todos los ríos; por lo tanto, todos los ríos fluyen hacia Éste. El Océano permanece en tranquilidad y está esperando pacientemente a aquellos que se Le acerquen y entren en Éste. El Océano es el Gran Reino. Y en la Tierra, existen los reinos pequeños, compuestos de personas. El Gran Reino se preocupa por alimentar Consigo Mismo a todos los que entran en Éste. Y que en los reinos pequeños, sus gobernantes también se preocupen de que todas las personas sean bien alimentadas. Y entonces todos recibirán lo que ellos quieren, tanto en el Gran Reino como en los reinos pequeños. Y recordemos que lo Grande siempre debe estar más bajo que todos." - Tao Te Ching, Capítulo 61.
"¡No te consideres como un jaspe precioso! ¡Sé sencillo como una piedra común!" - Tao Te Ching, Capítulo 39.
Como el Océano al que desembocan todos los cursos de agua.
"Tao es parecido a un océano. El Océano se encuentra en la posición más baja que todos los ríos; por lo tanto, todos los ríos fluyen hacia éste." - Tao Te Ching, Capítulo 32.
Por debajo de la Caverna, se halla la verdadera meta.
"Los grandes ríos son tan poderosos porque fluyen hacia abajo, hacia los mares, recogiendo en sí el agua que baja de sus alrededores. La persona sabia que desea ayudar al pueblo también debe ponerse en una posición más baja que los demás. En este caso, a pesar de ser superior al pueblo, ella no será una carga para la gente y las personas no le harán daño. Las personas le seguirán alegremente y no le darán la espalda. La persona sabia no compite con nadie; por lo tanto, es invencible. Y ella misma, constantemente, progresa más y más, pero las personas no la envidian. La persona sabia no lucha contra nadie; por lo tanto, nadie en el mundo entero puede obligarla a actuar en contra de su propia voluntad." - Tao Te Ching, Capítulo 66.
"El Gran Reino de Tao está como detrás de la desembocadura de un río, como detrás de su cuenca baja. El Océano se encuentra más bajo que todos los ríos; por lo tanto, todos los ríos fluyen hacia Éste. El Océano permanece en tranquilidad y está esperando pacientemente a aquellos que se Le acerquen y entren en Éste. El Océano es el Gran Reino. Y en la Tierra, existen los reinos pequeños, compuestos de personas. El Gran Reino se preocupa por alimentar Consigo Mismo a todos los que entran en Éste. Y que en los reinos pequeños, sus gobernantes también se preocupen de que todas las personas sean bien alimentadas. Y entonces todos recibirán lo que ellos quieren, tanto en el Gran Reino como en los reinos pequeños. Y recordemos que lo Grande siempre debe estar más bajo que todos." - Tao Te Ching, Capítulo 61.
Tao / Todo / Dios. |
"Tao se parece al vacío. ¡Pero es omnipotente! Está en la Profundidad. Es el Origen de todo. Controla todo. Satura todo. Es la Luz Brillante. ¡Es lo Sutilísimo! ¡Es la Esencia de todas las cosas! No se puede describir Su origen, pues Tao es Primordial." - Tao Te Ching, Capítulo 4.
Epílogo. El Descenso
El Viaje. Símbolo del Kabaismo. |
Tras conocer la Verdad, 2222 tomó un último respiro e inició el descenso; plenamente consciente de que bastaba un pequeño impulso más para alcanzar el Estado de No-Mente, el Estado de Ni-percepción-ni-no-percepción, un vacío interior absoluto que resultaría tan aterrador como esperpéntico para aquellos que permanecen en la ignorancia.
"Para servir eficazmente a Tao, ayudando a otras personas espiritualmente, es necesario saber acumular el poder de la conciencia. Y esto requiere abstenerse de todo lo que cause la pérdida injustificada de este poder. Tal abstinencia, en las etapas más altas del Camino, produce el aumento del propio Poder de Te, que puede llegar a ser inagotable y garantizar el conocimiento completo de Tao. Y Tao es el Fundamento Primordial, Eterno e Infinito de cada persona y del mundo material entero. La vía que nos une con este Fundamento se llama raíz." - Tao Te Ching, Capítulo 59.
Mientras bajaba, la no-sensación iba apoderándose de su cuerpo; no sin incidencias y tropiezos por el camino. Aún así, el esfuerzo y la atención aplicados se tornaban cada vez mayores. Bajaba veloz y en perfecta calma. Los estados puros de comprensión y concentración cada vez eran más frecuentes y duraderos.
"Quien sólo cree bobamente no sabe sobre esto. Pero Aquél que ha conocido a este Gobernante ya no cree bobamente. ¡Oh, cuán profunda es esta verdad! Obteniendo buen resultado, sigo progresando más aún y ante mí revelan aún mayor entendimiento de Todo." - Tao Te Ching, Capítulo 17.
A mitad del trayecto, paradójicamente, el cansacio ya prácticamente no le asaltaba. Llegado a aquel punto, se había vuelto capaz de esforzarse durante toda la jornada, casi sin necesidad de descansar ni dormir. Más bien, lo que antes resultaba un esfuerzo, ahora dejaba de serlo. De este modo la velocidad del descenso iba incrementándose cada día más. Ya era poco menos que vertical.
"Todo en el mundo de la materia tiene su Origen, que es la Madre del mundo material. Cuando la Madre sea conocida, entonces será más fácil conocer a Sus Hijos. Cuando los Hijos sean conocidos, no hay que olvidarse de la Madre. En este caso, vivirás hasta el final de tu vida sin adversidades. Si uno desecha sus deseos personales y se libera de las pasiones terrenales, podrá vivir sin cansarse. Por el contrario, si uno da rienda suelta a sus pasiones y está ocupado con asuntos mundanos, no encontrará la salvación de las adversidades. Ver a lo Sutilísimo es la verdadera claridad de visión. El poderío auténtico depende de la conservación de la sutileza de la conciencia. ¡Contempla la Luz de Tao! ¡Estudia Sus Profundidades! ¡Es el Tesoro Más Grande! ¡No Lo pierdas y evitarás todas las desgracias!" - Tao Te Ching, Capítulo 52.
"Contentándote con poco, lograrás mucho. Persiguiendo mucho, te desviarás del Camino. La persona sabia atiende este precepto. ¡Y sería bueno que este precepto también persuada al mundo entero! La persona sabia cree no sólo en lo que ve con sus ojos físicos y, por lo tanto, ve claro. Ella no se considera como la única que tiene la razón y, por lo tanto, sabe la Verdad. Ella no tiene sed de honor, pero las personas le honran. No busca ser una autoridad, pero las personas le siguen. No lucha contra nadie y, por lo tanto, es invencible. No siente la autocompasión y, por lo tanto, puede perfeccionarse con éxito. Sólo aquel que no procura estar delante de todos puede vivir en armonía con todos. La persona sabia se ocupa de todos y, por lo tanto, se vuelve un ejemplo para todos. Es luminosa, pero no busca brillar. No se alaba, pero aun así le respetan. No se enaltece y, por lo tanto, siempre le tienen en mucha estima. En tiempos muy remotos, decían que lo imperfecto se mueve hacia la Perfección. ¿Acaso son palabras vanas? ¡No! ¡En verdad, alcanzando la Unidad, llegarás a la Perfección!" - Tao Te Ching, Capítulo 22.
Todo este conocimiento lo recogería, en su paso de vuelta por Amaurota, en una serie de escritos a través del cuales poder impartir La Gran Enseñanza.
"Y el que con sus obras sirve a Tao obtiene el derecho a alcanzar la Unión con Éste. Quien se ha refinado hasta el estado de Te se vuelve idéntico a Te. Quien se ha refinado hasta el estado de Tao se vuelve idéntico a Tao. Quien es idéntico a Te obtiene el éxtasis de Te. Quien es idéntico a Tao obtiene el éxtasis de Tao. Pero una persona indigna no tiene tal posibilidad. ¡Es irrazonable dudarlo!" - Tao Te Ching, Capítulo 23.
Un libro de gran profundidad, cuya autoría, 2222, habiéndose desecho del egocentrismo y comprendiendo la determinación y la Ilusión del Yo, no se atribuiría a sí mismo pues había sido escrito bajo el dictado de Tao Primordial.
"La persona sabia prefiere la no-acción y permanece en el silencio. Todo pasa a su alrededor como por sí mismo. Ella no se siente apegada a nada en la Tierra. No se apropia de nada hecho por ella y después de crear algo, no se enorgullece de esto. Puesto que esta persona no se ensalza, no alardea y no exige respeto especial de los demás, resulta agradable para todos." - Tao Te Ching, Capítulo 2.
"Por eso, la persona sabia nunca procura enaltecerse. Ella sólo sirve abnegadamente a otras personas y así puede vivir entre ellas en paz. Ella no lucha contra nadie por nada y, por lo tanto, es invulnerable." - Tao Te Ching, Capítulo 13.
La obra, a pesar de estar conformada por oraciones claras y sencillas, no llegaría a ser entendida por aquellos no entrados en la Corriente.
"Mis palabras son fáciles de entender y poner en práctica. No obstante, muchas personas no pueden entenderlas y no pueden ponerlas en práctica. Detrás de mis palabras, está el Origen de todo. En vista de que estas personas no Lo conocen, ellas no me comprenden. Quien ha conocido a Tao es silencioso y no llama la atención, aunque se porta con dignidad. Esta persona se viste con ropa sencilla, pero lo precioso lo esconde adentro." - Tao Te Ching, Capítulo 70.
El conocimiento más valioso es secreto, y por esa razón está expuesto en todas partes.
"Quien conoce el Camino encontrará la dirección correcta aun sin una senda bien marcada por las pisadas. Quien sabe hablar no se equivoca. Quien sabe contar no comete errores en la cuenta. El mejor tesoro no tiene cerradura, pero nadie puede abrirlo. Los mejores lazos son aquellos que no se mantienen con nada material, pero es imposible romperlos. La persona sabia es capaz de salvar a los seres humanos y los salva constantemente. Ella sabe ayudar y no los deja sin apoyo en la desgracia. ¡Así actúa la sabiduría profunda! Ella también aconseja a las personas de mal y ellas, con su ayuda, pueden encontrar el Soporte. Sin embargo, si las personas de mal no valoran su ayuda ni aman al Soporte, la persona sabia las deja, pues no aprecia la comunicación con tales personas. ¡Esto es muy importante y profundo!" - Tao Te Ching, Capítulo 27.
Ahí en Amaurota, teniendo la vista clara, pudo ver mejor que nunca el delirio en el que se hallaban inmersos sus habitantes.
"Tao es el profundo Fundamento de todo. Es el Tesoro de aquellos que Lo buscan. No obstante, Tao también reconoce la existencia de las personas de mal. Sin duda, hay que predicar la pureza y la conducta bondadosa a todas las personas. Pero ¿acaso no necesita la sociedad de las personas de mal? ¿Acaso no ayudan ellas a conocer el carácter efímero de los bienes y tesoros terrenales, así como el carácter ilusorio de la esperanza de permanecer siempre en la Tierra en el cuerpo actual? ¿Acaso, en la interacción con ellas, no hacen las personas de bien esfuerzos por transformarse en su Camino hacia Tao con el fin de apartarse tan lejos del mal como les sea posible? Pues, para ser inalcanzable por el mal, es necesario realizar acciones concretas para el desarrollo de uno mismo como conciencia. ¡Y muchos no se esforzarían por llegar a ser mejores si no hubiese existido «ayuda» de parte de las personas de mal! Los gobernantes terrenales, quienes poseen el poder absoluto, y sus allegados valoran sus alhajas y carruajes lujosos. ¡No obstante, en realidad, no son mejores que aquellos que, en la soledad y tranquilidad, siguen el Camino Más Profundo hacia Tao! ¿No sería mejor para estos gobernantes también comenzar a llevar una vida tranquila y dedicarla al conocimiento de Tao?" - Tao Te Ching, Capítulo 62.
Podía ver con claridad la falta de comprensión y la ignorancia en los demás, así como cualquier atisbo de sabiduría.
"Aquellos que viven en Unión con el Gran Te son puros como un recién nacido. [...] Son sutiles y están unidos firmemente con Tao. Ellos no evalúan a las personas por el sexo u otras cualidades exteriores, sino que miran su esencia: el alma. Ellos también perciben a los demás como partes integrantes del Uno, en la Unidad. Y tienen la facultad de estimular el crecimiento espiritual en las personas." - Tao Te Ching, Capítulo 55.
Sobre la Gran Enseñanza surgirían tanto alabanzas como desprecios y, en la mayor parte de casos, la indiferencia absoluta y el desconocimiento.
"Aquel que vive con miedo no puede llegar a ser fuerte. El poder de la conciencia puede ser obtenido siempre y cuando uno viva sin miedo. ¡Libérate también de la capacidad de despreciar a los demás! ¡Quien desprecia a los demás es despreciable ante Tao! ¡Libérate de la violencia hacia los otros! Quien recurre a la violencia será sometido a la violencia. ¡Renuncia a la habilidad de engañar! Quien engaña a los otros se engaña a sí mismo. ¡Vive en amor! ¡No busques exhibirte! La persona sabia que ha conocido su Esencia Superior no se entrega al narcisismo ni se enaltece. Aquel que se ha liberado del egocentrismo adquiere la posibilidad de alcanzar a Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 72.
Pero fue allá en la Región Media donde la Enseñanza alcanzó su mayor éxito. Ante la incredulidad inicial, el paso del tiempo acabaría por demostrar que 2222 solamente expresaba la Verdad.
"Es fácil ayudar a esta persona que ya aprendió a estar en la armonía. Es fácil mostrar la senda al buscador que no la ha encontrado todavía. Sin embargo, siempre es necesario recordar que el débil puede caer fácilmente de la senda. Y aquel que es todavía un alma pequeña huirá de las dificultades. Es más fácil empezar a construir allí donde no tendrás que destruir primero viejas ruinas. Es mejor introducir el gran conocimiento allí donde no tropezarás con personas malas y necias. [...] La persona sabia no vive en las pasiones terrenales, no pretende ganar nada material que exija mucho esfuerzo. Ella vive en la sencillez natural y se contenta con lo que rechazan las personas mundanas. Ella marcha por el Camino hacia Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 64.
2222 no impartía la Enseñanza a través de la palabra, sino del ejemplo.
"Hay que empezar los cambios en uno mismo. Yo procuro alcanzar el silencio y la tranquilidad interiores y los demás, observándome, se calmarán. No busco poseer muchas cosas materiales y las personas a mi alrededor empiezan a satisfacerse con poco. Vivo sin apegos terrenales ni pasiones y la gente a mi alrededor llega a la sencillez y naturalidad de la vida." - Tao Te Ching, Capítulo 57.
"¡Y sé puro, cariñoso y sutil en el alma, como un niño de pecho! ¡Estando en el bien, no te olvides de la existencia del mal! Y sé un ejemplo de bien para todos. Quien ha llegado a ser un ejemplo de todo lo mencionado para los demás ya no difiere por la calidad del alma del Gran Te. Y después se dirige hacia la Unión con el Tao Eterno. Tal persona, sabiendo sus logros y méritos, se mantiene en el anonimato, pero con eso se convierte en un sabio jefe natural." - Tao Te Ching, Capítulo 28.
"¡No hay manera de transmitir la Verdad sólo a través de las palabras! ¡Quien espera hacerlo no entiende completamente de qué se trata aquí! Aquel que desecha sus deseos personales, que se libera de las pasiones terrenales, que reduce sus necesidades, que alcanza una comprensión clara, que no busca la fama y permanece en un estado inalterable y sutil de la conciencia, representa consigo mismo al Profundísimo Tao Primordial. Es imposible tentarlo, ofenderlo, forzarlo, persuadirlo a estar de acuerdo con que Lo glorifiquen. ¡Nadie puede dañarlo!" - Tao Te Ching, Capítulo 56.
En sus versos estaba contenido Todo lo Esencial. 2222 rompía el silencio solo para responder a aquellos que mostraban interés y cuando tal acción podía resultar beneficiosa. Discreto, difícilmente accesible, pasaba desapercibido, como uno más.
"El Gran Tao permanece en tranquilidad y no lucha contra nadie. El Gran Tao vence sin violencia. Es silente, pero contesta a las preguntas y acude a los que Lo llaman. Tao —en tranquilidad— controla todo. Y escoge para Sí a las personas dignas." - Tao Te Ching, Capítulo 73.
Tras marchar 2222, alguien recién entrado en la Corriente compondría la siguiente canción:
Ajaran, Ajaran Besar,
Es la Gran Enseñanza, la que te ha de iluminar.
Ajaran, Ajaran Besar,
Es la Gran Enseñanza, ella te iluminará.
Nunca olvidaré el día, en que logré despertar,
Ahora me encamino por el Sendero Recto, hacia la Arahantidad.
Ajaran, Ajaran Besar.
Es la Gran Enseñanza, la que te ha de iluminar.
Ajaran, Ajaran Besar,
Es la Gran Enseñanza, ella te iluminará.
Extinguiendo las pasiones, me acerco a la Divinidad,
Y con la vista clara y en perfecta calma, así me siento a recitar:
Ajaran, Ajaran Besar
Es la Gran Enseñanza, la que te ha de iluminar.
Ajaran, Ajaran Besar,
Es la Gran Enseñanza, ella te iluminará.
Cuando ejerzo la indiferencia, obligo a Mara a marchar,
Y aplicado en la No-Acción, llega la tranquilidad.
Ajaran, Ajaran Besar,
Es la Gran Enseñanza, la que te ha de iluminar.
Ajaran, Ajaran Besar,
Es la Gran Enseñanza, ella te iluminará.
Con la comprensión y la observancia, yo conozco la Verdad,
Mi Esencia ha escuchado la Gran Enseñanza, ¡y me ha logrado iluminar!
Ajaran, Ajaran Besar,
Ajaran, Ajaran Besar
¡Es la Gran Enseñanza!
Ajaran Besar, Ajaran, Ajaran Besar...
A su llegada a la Caverna 2222 se situó detrás de todo el mundo; a contemplar, después de tantos años, de nuevo las sombras. Tras tanto tiempo ahora tenía que esforzarse y hacer uso del recuerdo para comprender cómo era posible que todos los que ahí se encontraban agolpados pudieran tomar por reales las sombras. Conociendo la Verdad, ¡resultaba Todo tan evidente!
"La persona sabia vive como el agua. El agua sirve a todos los seres y no exige nada para sí. El agua permanece más bajo que todos. Y en esto es parecida a Tao. La vida debe seguir el principio de la naturalidad. ¡Sigue el sendero del corazón! ¡Sé afable! ¡Di sólo la verdad! ¡Dirige observando el principio de mantener la tranquilidad! Cada acción debe ser factible y oportuna. Quien no procura estar delante de los otros puede evitar muchos errores." - Tao Te Ching, Capítulo 8.
Esta vez su presencia solo causaría molestias aisladas entre los más necios, pues su comportamiento era el del más humilde y discreto.
"La persona sabia, al llegar a saber sobre Tao, se esfuerza por alcanzar la autorrealización en Tao. Pero aquel que no es sabio, al llegar a saber sobre Tao, por momentos Lo mantiene en su mente, por momentos Lo pierde. Los tontos, en cambio, al oír sobre Tao, Lo ridiculizan y llaman a aquellos que han conocido a Tao dementes, extraviados… La Sabiduría les parece una locura; la justicia suprema, un vicio; la impecabilidad, una depravación y la gran verdad, una mentira… Sí, el gran cuadrado no tiene ángulos y no es posible oír el gran sonido y no es posible ver la gran imagen. ¡Tao está oculto a sus miradas y lleva a la Perfección sólo a los dignos!" - Tao Te Ching, Capítulo 41.
Más bien, en esta ocasión llegó a suceder lo contrario: 2222 resultaba misterioso y suscitaba preguntas, curiosidad y simpatía; hasta tal punto, que llegó incluso a impartir la Enseñanza.
"En el proceso de conocerte, también conocerás a los demás. Ayudando a los demás, conocerás todo. No es posible volcar a Aquel que sabe estar firmemente de pie. No es posible derribar a Aquel que sabe apoyarse. ¡Sí, de tal persona se acordarán sus descendientes! ¡Pero cuando logres la misma estabilidad en Tao, resplandecerás para otras personas con la Luz de Tao, como lo hace el sol naciente! ¡Y preocúpate por ayudar en esto a tu familia, a otras personas que viven en tu país y después a las que viven por todas partes! A través de esto, obtendrás un poder insuperable e ilimitado de conciencia. ¿Cómo yo he conocido todo esto? Exactamente así." - Tao Te Ching, Capítulo 54.
Si bien ésta no llegó a ser comprendida, y a pesar de lo extraña que sonaba al oído de personas encerradas de por vida en la Caverna, sí fue, sorprendentemente, bien acogida. Al escucharla, varios de los encadenados lograron despertar. Cuando hablaba, no lo hacía con gran elocuencia, pero sí con sinceridad y pureza, sin miedo alguno; de este modo, todos los que le escuchaban sabían que decía la Verdad.
"Las palabras precisas no son necesariamente elegantes. Las palabras bonitas no siempre son dignas de confianza. El bondadoso no es necesariamente elocuente. El elocuente puede ser malvado. Aquel que sabe no discute; aquel que no sabe discute." - Tao Te Ching, Capítulo 81.
"Quien ha conocido a Tao no se exhibe ante las personas ignorantes ni tampoco quiere «dirigir a las multitudes». Por lo tanto, puede seguir perfeccionándose y ayudando a los dignos. El secreto conocimiento superior acerca de los métodos del desarrollo de la conciencia puede ser pernicioso para las personas que no están preparadas para recibirlo. Conociendo esto y actuando de acuerdo con estos principios, la persona sabia llega a ser un ejemplo para imitar. Así también actúa el Gran Te. Con el fin de comprender lo dicho, es necesario darse cuenta de que el Gran Te es Lo Opuesto a las personas de vicio. En relación a estas personas, el Gran Te está en la lejanía inalcanzable. ¡Esto es Lo Que el Gran Te es! ¡Posee el Poder Supremo y cuida de toda la multitud innumerable de seres vivos! ¡Une y separa a las personas! ¡Dirige todo! ¡Es el Soberano Que merece el más grande amor y admiración! ¡Aprendiendo del Gran Te, obtendrás el bienestar superior!" - Tao Te Ching, Capítulo 63.
Y una vez plantada la semilla, ya no volvía a insistir más. Así, permanecía la mayor parte del tiempo en silencio, aplicándose en la No-Acción.
"Quien posee conocimiento, pero sabe callar acerca de esto, actúa bien. En cambio, quien no tiene conocimiento, pero aparenta ser conocedor, está enfermo." - Tao Te Ching, Capítulo 71.
Sin necesidad de llevar a cabo actos bondadosos, pues la bondad ya abundaba en él.
"Aquel que representa al Gran Te no se obliga a hacer buenos actos, pues esta Persona, naturalmente, representa la Bondad misma. Pero aquel que está lejos de Te puede tratar de obligarse a hacer buenos actos, puesto que su Esencia no es la bondad. Aquel que representa al Gran Te no busca realizar actividades intensas en el mundo de la materia, ya que actúa en la no-acción. En cambio, aquel que está lejos de Te vive en la agitación y actúa bajo la influencia de sus propias pasiones. En el aspecto religioso de la vida, su actividad se reduce sólo a los rituales, pero el confiar en la «magia» de los rituales indica la degradación de la religión. Y tal persona encima obliga a los demás a actuar a su manera. Esto pasa sólo con aquellos que no tienen a Tao en sus vidas. No hay que confiar en estas personas. Ellas ya han traicionado a Tao y están dispuestas a traicionar a cualquiera. La persona sabia que ha conocido a Tao es capaz de reconocer a la gente por estos indicios y elige comunicarse sólo con las personas de bien." - Tao Te Ching, Capítulo 38.
Finalmente, 2222 se dispuso a bajar hacia la Profundidad del Tao. Cuando lo hiciera, también las formaciones mentales más beneficiosas, ya apagadas, quedarían extintas; pues comprendiendo la determinación y la ilusión del pensamiento y del Yo, era éste el último paso necesario para lograr la Liberación. Cuando la lograra, años después de haber iniciado el viaje más importante de su existencia, permanecería unido al cuerpo hasta el día de su última muerte, focalizando sus esfuerzos desde entonces en hacer de Soporte, sin que nadie fuera consciente de ello, y a expresar la voz de Tao con el fin de guiar al resto de Esencias hacia la Profundidad.
"La persona sabia se pone detrás de los otros y así no les estorba y puede guiarlos. Ella no estima la vida de su cuerpo; no obstante, su vida está cuidada por Tao. Esto sucede, porque ella tampoco existe aquí para sí misma. Por esta razón, las necesidades de esta persona se cubren para ella. La persona sabia existe para Tao y sirve a Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 7.
Aquella sería su última muerte. Habiendo logrado lo que debe lograrse en esta vida, 2222 nunca más volverá a nacer.
Sujeto al nacimiento, sujeto al envejecimiento,
Vea también: "El Mito de la Caverna. Primera Parte", "Acerca de Ciberpensadores", "La República o el Estado".
"La persona sabia vive como el agua. El agua sirve a todos los seres y no exige nada para sí. El agua permanece más bajo que todos. Y en esto es parecida a Tao. La vida debe seguir el principio de la naturalidad. ¡Sigue el sendero del corazón! ¡Sé afable! ¡Di sólo la verdad! ¡Dirige observando el principio de mantener la tranquilidad! Cada acción debe ser factible y oportuna. Quien no procura estar delante de los otros puede evitar muchos errores." - Tao Te Ching, Capítulo 8.
Esta vez su presencia solo causaría molestias aisladas entre los más necios, pues su comportamiento era el del más humilde y discreto.
"La persona sabia, al llegar a saber sobre Tao, se esfuerza por alcanzar la autorrealización en Tao. Pero aquel que no es sabio, al llegar a saber sobre Tao, por momentos Lo mantiene en su mente, por momentos Lo pierde. Los tontos, en cambio, al oír sobre Tao, Lo ridiculizan y llaman a aquellos que han conocido a Tao dementes, extraviados… La Sabiduría les parece una locura; la justicia suprema, un vicio; la impecabilidad, una depravación y la gran verdad, una mentira… Sí, el gran cuadrado no tiene ángulos y no es posible oír el gran sonido y no es posible ver la gran imagen. ¡Tao está oculto a sus miradas y lleva a la Perfección sólo a los dignos!" - Tao Te Ching, Capítulo 41.
Más bien, en esta ocasión llegó a suceder lo contrario: 2222 resultaba misterioso y suscitaba preguntas, curiosidad y simpatía; hasta tal punto, que llegó incluso a impartir la Enseñanza.
"En el proceso de conocerte, también conocerás a los demás. Ayudando a los demás, conocerás todo. No es posible volcar a Aquel que sabe estar firmemente de pie. No es posible derribar a Aquel que sabe apoyarse. ¡Sí, de tal persona se acordarán sus descendientes! ¡Pero cuando logres la misma estabilidad en Tao, resplandecerás para otras personas con la Luz de Tao, como lo hace el sol naciente! ¡Y preocúpate por ayudar en esto a tu familia, a otras personas que viven en tu país y después a las que viven por todas partes! A través de esto, obtendrás un poder insuperable e ilimitado de conciencia. ¿Cómo yo he conocido todo esto? Exactamente así." - Tao Te Ching, Capítulo 54.
Si bien ésta no llegó a ser comprendida, y a pesar de lo extraña que sonaba al oído de personas encerradas de por vida en la Caverna, sí fue, sorprendentemente, bien acogida. Al escucharla, varios de los encadenados lograron despertar. Cuando hablaba, no lo hacía con gran elocuencia, pero sí con sinceridad y pureza, sin miedo alguno; de este modo, todos los que le escuchaban sabían que decía la Verdad.
"Las palabras precisas no son necesariamente elegantes. Las palabras bonitas no siempre son dignas de confianza. El bondadoso no es necesariamente elocuente. El elocuente puede ser malvado. Aquel que sabe no discute; aquel que no sabe discute." - Tao Te Ching, Capítulo 81.
"Quien ha conocido a Tao no se exhibe ante las personas ignorantes ni tampoco quiere «dirigir a las multitudes». Por lo tanto, puede seguir perfeccionándose y ayudando a los dignos. El secreto conocimiento superior acerca de los métodos del desarrollo de la conciencia puede ser pernicioso para las personas que no están preparadas para recibirlo. Conociendo esto y actuando de acuerdo con estos principios, la persona sabia llega a ser un ejemplo para imitar. Así también actúa el Gran Te. Con el fin de comprender lo dicho, es necesario darse cuenta de que el Gran Te es Lo Opuesto a las personas de vicio. En relación a estas personas, el Gran Te está en la lejanía inalcanzable. ¡Esto es Lo Que el Gran Te es! ¡Posee el Poder Supremo y cuida de toda la multitud innumerable de seres vivos! ¡Une y separa a las personas! ¡Dirige todo! ¡Es el Soberano Que merece el más grande amor y admiración! ¡Aprendiendo del Gran Te, obtendrás el bienestar superior!" - Tao Te Ching, Capítulo 63.
Y una vez plantada la semilla, ya no volvía a insistir más. Así, permanecía la mayor parte del tiempo en silencio, aplicándose en la No-Acción.
"Quien posee conocimiento, pero sabe callar acerca de esto, actúa bien. En cambio, quien no tiene conocimiento, pero aparenta ser conocedor, está enfermo." - Tao Te Ching, Capítulo 71.
Sin necesidad de llevar a cabo actos bondadosos, pues la bondad ya abundaba en él.
"Aquel que representa al Gran Te no se obliga a hacer buenos actos, pues esta Persona, naturalmente, representa la Bondad misma. Pero aquel que está lejos de Te puede tratar de obligarse a hacer buenos actos, puesto que su Esencia no es la bondad. Aquel que representa al Gran Te no busca realizar actividades intensas en el mundo de la materia, ya que actúa en la no-acción. En cambio, aquel que está lejos de Te vive en la agitación y actúa bajo la influencia de sus propias pasiones. En el aspecto religioso de la vida, su actividad se reduce sólo a los rituales, pero el confiar en la «magia» de los rituales indica la degradación de la religión. Y tal persona encima obliga a los demás a actuar a su manera. Esto pasa sólo con aquellos que no tienen a Tao en sus vidas. No hay que confiar en estas personas. Ellas ya han traicionado a Tao y están dispuestas a traicionar a cualquiera. La persona sabia que ha conocido a Tao es capaz de reconocer a la gente por estos indicios y elige comunicarse sólo con las personas de bien." - Tao Te Ching, Capítulo 38.
El Espíritu Santo: Símbolo del Te.
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"La persona sabia se pone detrás de los otros y así no les estorba y puede guiarlos. Ella no estima la vida de su cuerpo; no obstante, su vida está cuidada por Tao. Esto sucede, porque ella tampoco existe aquí para sí misma. Por esta razón, las necesidades de esta persona se cubren para ella. La persona sabia existe para Tao y sirve a Tao." - Tao Te Ching, Capítulo 7.
Aquella sería su última muerte. Habiendo logrado lo que debe lograrse en esta vida, 2222 nunca más volverá a nacer.
Sujeto al nacimiento, sujeto al envejecimiento,
sujeto a la muerte,
la gente normal y corriente
repudia a aquellos que padecen
de aquello a lo que están sujetos.
Y si yo repudiase
a los seres sujetos a estas cosas,
no sería apropiado para mi
vivir como ellos viven.
Como yo mantuve esta actitud -
conociendo el Dhamma
sin parafernalia -
superé toda embriaguez
de salud, de juventud y de vida
como aquel que ve
el renunciamaiento como un descanso.
Por mi, la energía surgió,
la Liberación fue claramente vista.
Ahora no hay una razón
para que participe de los placeres sensuales.
Habiendo seguido la vida santa,