Comte formula la llamada Ley de los Tres Estados, que considera que la sociedad humana, a medida que evoluciona, pasa necesariamente por tres fases teóricas distintas. Estas fases no tienen porque ser sucesivas y pueden solaparse unas con otras o encontrarse reunidas dentro de un mismo pensamiento. Los tres estados son:
1) El Estado Teológico o Ficticio: las personas explican la existencia y los distintos fenómenos de la naturaleza atribuyendo las causas a fuerzas divinas, responsables de la creación del mundo y la realidad. Este estado tiene a su vez tres sub-estados, que son el fetichismo, el politeísmo y el monoteísmo.
2) El Estado Metafísico o Abstracto: constituye una extensión del teológico. Las personas ya no piensan en dios como en algo concreto sino en forma de conceptos abstractos. Toda la realidad es explicada mediante este tipo de conceptos no concretos, como el de idea, reencarnación o virtud.
3) El Estado Científico o Positivo: Los fenómenos y la realidad son explicados mediante relaciones causales y la formulación de leyes universales, obteniendo el conocimiento a partir del método científico, que implica la observación, la experimentación y la comparación.
Comte también establece una jerarquía de las ciencias que segun él fue desarrollándose a medida que el hombre pasaba por los distintos estados teóricos. Esta jerarquía clasifica las ciencias desde las más simples hasta las más complejas (es decir, las que abarcan e incluyen a las demás), siguiendo el siguiente orden: Matemáticas, astronomía, física, química, biología, psicología y sociología (ésta sería la ciencia última, la que ofrece una visión más panorámica de todas). Es precisamente a través de la sociología, o física social, que Auguste piensa que los males que afligen al hombre y la sociedad pueden remediarse. Mediante la Ciencia de la Sociedad, que es elevada casi al nivel de religión, pueden descubrirse las leyes que rigen las comunidades humanas y su historia, ofreciéndonos la oportunidad de comprender los sucesos que acontencen y de solventar cualquier aspecto que consideremos problemático. Para construir un mundo ideal, alejados de las utopías irracionales promulgadas por Rousseau y Voltaire, hay que hacer uso de la ciencia, del espíritu positivo. La humanidad, pues, se dirige hacia un período definitivo de paz y estabilidad que se manifestará a través de una sociedad industrial y comercial gobernada por científicos, capaces de aplicar las medidas adecuadas en cada momento basando sus políticas en principios reales; no como los políticos, que "no hacen más que cortar las cabezas de una hidra". El "altruismo" (término introducido por Comte), expandido gracias al cristianismo, se hará planetario merced a la ciencia y la humanidad alcanzará su etapa de madurez, a partir de la cual podrá centrarse en la adquisición de más "poder y conocimiento".
Vea también: "El sesgo de realidad", "La Tecnocracia: de la teoría a la práctica", "La Perspectiva Científica", "La Trampa Zeitgeist", "Philisophica: Auguste Comte", La aventura del pensamiento: Karl Marx". "La Última Guerra".