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martes, 31 de julio de 2012

La Trampa: Qué sucedió con nuestro sueño de libertad III

“Te forzaremos a ser libre” es la tercera y última parte de la increíble serie de la BBC de Adam Curtis “La Trampa: Qué le ocurrió a nuestro sueño de libertad”. En las dos partes anteriores vimos como se inculcó en la sociedad una idea simplificada del hombre como máquina puramente egoísta y racional, a partir de la cual se establecieron patrones de comportamiento y sistemas de control de la población basados en la “objetividad” de la ciencia. 
Esta vez haremos un repaso de la historia moderna del concepto de libertad para desmontar la idea de falsa libertad que tenemos hoy en día y desenterrar un ideal que los más poderosos se han visto obligados a esconder para que la gente lo olvide.
Se trata de un ideal que inspira a las personas. Ofrece esperanza y significado de un modo que nuestra limitada versión de la libertad fue deliberadamente diseñada para excluir”.

En los años 50, Isaiah Berlin, uno de los pensadores liberales más importantes del siglo XX, definió dos conceptos de libertad muy distintos que según él surgieron durante la Revolución Francesa: la Libertad Positiva y la Libertad Negativa.
La Libertad Positiva nació de la creencia de aquellos líderes revolucionarios de que para ser verdaderamente libres las personas debían ser transformadas, y solo los líderes sabrían cómo debía ser ese ideal de los seres humanos y cómo podía ser creado”. Esto para Berlín significaba que las masas debían ser persuadidas y forzadas, lo que conduciría inevitablemente al uso de la violencia, al terror, al horror y a todo lo opuesto a la libertad, como ocurrió en la Unión Soviética
La Libertad Negativa, defendida por Berlin en contraposición a la Positiva, “era la libertad de los individuos para hacer lo que quisieran. Y nada más." Debía haber leyes y gobiernos con un poder muy limitado y restringido "para garantizar que las acciones individuales no interferían con la libertad de los demás”. Pero este concepto de libertad encaja precisamente con la idea de sociedad en equilibrio matemático constituida por seres simplificados y egoístas. Por lo tanto “lo que Berlín hizo fue dar a esta visión un sentido de destino y una inevitabilidad histórica”.
En definitiva, estaba diciendo que la Libertad Negativa “era la única alternativa segura para Occidente durante la Guerra Fría”, poniendo fin a todas las tentativas revolucionarias que desencadenarían un desastre.

Con el tiempo la corrupción derivada de la Libertad Negativa provocó el resurgimiento de la idea de Libertad Positiva en los países del Tercer Mundo en forma de insurrecciones violentas contra las potencias colonialistas que los oprimían (y continúan oprimiendo mediante el neo-colonialismo). Tales revoluciones y batallas por la independencia que comenzaron en Argelia en la década de los 50 estaban influenciadas por las ideas del filósofo occidental Jean-Paul Sartre y las del revolucionario Frantz Fanon. Ambos creían que los individuos debían escapar de la triste ilusión de libertad impuesta por esta sociedad opresora controlada por la burguesía a través de la violencia revolucionaria. “Inspiraron a líderes como Ché Guevara, Yasser Arafat, Steve Biko”... 
Pero este tipo de violencia revolucionaria derivó en catástrofes como las oleadas de violencia terrorista en Europa o las masacres perpetradas por el régimen comunista de Pol-Pot en Camboya. 
Tal caos generaron todas estas revoluciones que se“comenzó a desestabilizar el equilibrio de poder en el mundo, lo que iba inevitablemente a entrar en conflicto con América y su lucha contra el Comunismo”. Para combatir este problema los EE.UU. decidieron que su deber sería el de esparcir el ideal de Libertad Negativa por todo el mundo por la fuerza, fuera como fuera. De esta manera Norteamérica ha ido respaldando e imponiendo hasta el día de hoy todo tipo de dictaduras genocidas y tiranos por todo el mundo para contener todas aquellas fuerzas revolucionarias a las que teme. Más tarde los neo-conservadores modificarían un poco esta doctrina aludiendo que respaldar a regímenes genocidas atentaba contra los ideales de libertad estadounidenses, por lo que el deber de los EE.UU debía ser el de exportar su democracia por todo el mundo. Así pues, mientras por un lado respaldan e imponen terribles dictaduras por todo el planeta, por el otro imponen su “democracia” mediante la “gestión de la percepción” (propaganda) y cruentas guerras  sin tener en cuenta la opinión de los pueblos. Tenemos los ejemplos recientes de Libia y Siria, así como el de Nicaragua a inicios de los 80. En Nicaragua los EE.UU derrocaron a los sandinistas mediante ejércitos de mercenarios llamados “Contras” a los que financiaban con el dinero obtenido de vender armas a los líderes de la revolución Iraní. Esta revolución había derrocado en 1.979 al Sha de Irán, Mohammad Reza, aliado de los EEUU. La revolución liderada por el ayatolá Jomeini estaba basada en las ideas del sociólogo Alí Shariati, quién fundió los pensamientos de Paul Sarte y Fanon con los del Islam chií. El islam chií desde entonces se transformó en una importante fuerza política.

Finalmente con la caída de la URRSS y del comunismo en el mundo, la “democracia” y la idea de Libertad Negativa vencieron. El triunfo de estas ideas empezó con la reestructuración capitalista de la Rusia de Borís Yeltsin. Tales reformas basadas en la doctrina del shock llevaron al surgimiento de una nueva élite de oligarcas como Borís Berezovsky que acapararon todo el dinero y el poder. Éstos se encargaron de crear una pobreza tan grande  en el país que no tardó en llegar el nacionalismo y la subida de Vladímir Putin. Putin arrestó a los oligarcas e impuso el orden, dando un duro golpe a la Libertad Negativa.
A partir de los atentados de 2001 una coalición formada por neo-conservadores del gobierno Bush junto a Tony Blair y José María Aznar iniciaron una nueva ofensiva en el Norte de África y Medio Oriente para imponer sus ideas de libertad y democracia. Esta ofensiva dura hasta nuestros días y, en el contexto del surgimiento de un nuevo orden multipolar en el que China y Rusia juegan un papel crucial, está llevando al planeta a una situación de mucho peligro.

Hay una cosa que hace a nuestra libertad de hoy diferente de la Libertad Positiva. La Libertad Positiva es guiada por la visión de que la libertad es por o para algo. La libertad para hacer o convertirse en algo nuevo a partir de lo cual surgirá un mundo mejor.  La Libertad Negativa no tiene tal visión. No es para cosa alguna. En su centro no tiene propósito alguno más allá de mantenernos libres de cualquier obligación o daño innecesario. Y recurriendo a la fuerza para crear un mundo basado en al Libertad Negativa los revolucionarios democráticos realmente llevaron a millones de personas en el planeta a un mundo sin propósito ni significado. 
Este ideal de libertad es aún retratado por muchos políticos y comentaristas influyentes como un absoluto universal. Asumen que es solo cuestión de tiempo que se extienda por todo el mundo. Pero esto puede no ser verdad. [...]
Nuestro gobierno se sostiene en el modelo económico simplista de los seres humanos que permite el aumento de la desigualdad y no ofrece nada positivo pese a las fuerzas reaccionarias que ayudaron a evocarlo por todo el mundo. Si queremos escapar de esta limitada visión del mundo, tendremos que re-descubrir las progresistas ideas positivas de la libertad y darnos cuenta que Isaiah Berlin estaba equivocado. No todos los intentos de cambiar al mundo para mejor conducen a la tiranía” 
Y así lo está demostrando hoy al mundo entero parte de América Latina, empezando por la revolución bolivariana que están librando Hugo Chávez y el pueblo venezolano de forma pacífica y democrática.

Calbert


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Ver siguiente documental de Adam Curtis: "Todo vigilado por máquinas de amorosa misericordia"
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