En "El juego de la muerte" vimos un impactante experimento sociológico que nos mostraba hasta que punto llega la obediencia de las personas ante una autoridad y nos exponía lo manipulables y moldeables que somos los seres humanos. Esta vez veremos un experimento similar puesto en práctica, llevado a cabo en la vida real. Se trata de "La Masacre de Jonestown", ocurrida en 1978 en la República Cooperativa de Guyana, América del Sur. En 1955 un reverendo llamado Jim Jones creó en EE.UU. una organización sectaria cristiana llamada "El Templo del Pueblo". Tras múltiples escándalos e investigaciones vinculados a su iglesia principal en San Francisco, en 1974 Jim Jones decidió arrendar una extensión de 12 km² al gobierno de la Guyana para construir una comunidad utópica que denominó "Proyecto agrícola del Templo del Pueblo", vulgarmente conocido como Jonestown. En Jonestown Jim Jones estaría a salvo tanto de la intervención de las autoridades estadounidenses como de los parientes de sus seguidores. Prometió a sus seguidores que Jonestown sería un paraíso, una comunidad idílica donde personas de todas las razas, clases, edad y sexo trabajarían juntas y felices para construir un lugar perfecto fundamentado en la paz, la igualdad y la libertad. El pueblo, completamente cegado por estos ideales, siguió a Jones sin dudarlo. Jones diseñó una falsa amenaza e hizo creer a sus seguidores que en cualquier momento el gobierno de los EE.UU podía ir y acabar con su comunidad. También disponía de guardias que podían hacer uso de la fuerza si las cosas se torcían. El proyecto empezó siendo un éxito, pero progresivamente fue transformándose hasta convertirse en un infierno del que prácticamente ningún miembro del Templo del Pueblo se percataría. Los seguidores de Jones acabarían trabajando hasta 20 horas al día durante seis días de la semana, incluso cuando las temperaturas alcanzaban los 38 grados. Comían tan solo arroz y legumbres. Padecían enfermedades. Recibían crueles castigos si no se comportaban. Una o dos veces al mes realizaban simulacros de suicidio sin ni siquiera ser conscientes. Los propios miembros de la comunidad se encargaban de que nadie se saliera de la doctrina. Casi todos ellos seguían felices y contentos porque sabían que su causa era buena. De los casi 1000 habitantes de Jonestown, solo un número muy reducido de personas (no llegaba a 20) se dio cuenta durante su instancia del horror que estaba viviendo y fue asesinado o herido durante su intento de huida. El 18 de noviembre de 1978, Jim Jones condujo a toda la comunidad (casi 1000 personas) hacia una fosa común y la indujo al suicidio colectivo. La mayoría de sus seguidores bebieron veneno por voluntad propia. Los que se negaban o no podían tomarlo fueron obligados por los demás a hacerlo. Jim Jones se suicidó con un disparo en la cabeza. Solo nueve personas sobrevivieron. Ninguna de ellas se vio capaz de actuar para salvar a sus respectivas familias, como si hubiera algo que se lo impidiera. Lo cierto es que estos trágicos hechos guardan tantas similitudes con "El juego de la Muerte" y con la propia sociedad occidental, que no parece que El Templo del Pueblo fuera una secta cualquiera. Además hay que añadir las problemáticas que supone llevar a cabo un proyecto de este calibre. Todo es muy sospechoso... No parece la obra de un simple psicópata. El documental está dividido en dos partes, ésta es la primera: